(...)
- Fox: ¡Qué gusto! Oye, Fidel, pues llamándote por esta sorpresa que me llevé hace apenas un par de horas, cuando me entero de tu pretendida visita acá a México. Primero, antes que nada, quisiera decirte que esta conversación sea privada, entre tú y yo. ¿estás de acuerdo?
- Castro: Sí, de acuerdo.
(...)
- Fox: Pero, mira, Fidel, yo te hablo primero como amigo.
- Castro: Sí, me habla primero como amigo, espero que no me diga que no vaya.
- Fox: Bueno, vamos a ver, déjame platicarte [hablarte], a ver tú que opinas.
- Castro: Yo lo escucho, pero se lo advierto de antemano. Muy bien.
(...)
- Fox: Pero no es muy de amigos avisar a última hora que te apareces aquí.
- Castro: Sí, pero también yo corro muchos riesgos que nadie corre, usted lo sabe perfectamente bien.
- Fox: Bueno, pero tú puedes confiar en un amigo y me podías haber hecho saber un poco antes que pretendías venir, eso yo creo que hubiera resultado mucho mejor para ambos.
(...)
- Castro: Pero usted comprenderá que esto daría lugar a un escándalo mundial, si realmente ahora me dicen a mí que no vaya.
- Fox: Pero, ¿qué necesidad tienes de armar escándalo mundial, si te estoy hablando como amigo?
- Castro: Óigame, es que usted es el presidente del país, y si usted es el anfitrión y me lo prohíbe, no me quedaría más remedio hasta que publicar el discurso mañana.
- Fox: Así es, así es. No, tú tienes todo el derecho. A ver, déjame hacerte una propuesta.
- Castro: Sí.
(...)
- Fox: Que puedas venir el jueves y que participes en la sesión y hagas tu presentación, como está reservado el espacio para Cuba a la una. Después tenemos un almuerzo, un almuerzo que ofrece el gobernador del estado a los jefes de Estado. Inclusive te ofrezco y te invito a que estuvieras en ese almuerzo, inclusive que te sientes a mi lado, y que terminado el evento y la participación, digamos, ya te regresaras, y así...
(...)
- Fox: Y que me dejaras libre -y es la petición que te hago- el viernes, para que no me compliques el viernes.
- Castro: Usted no quiere que yo le complique el viernes. Muy bien, es que usted parece que no leyó una línea en que yo le digo que voy con espíritu constructivo, a cooperar en el éxito de la conferencia.
- Fox: Sí, sí leí esas líneas.
- Castro: Si mi palabra no le dio el efecto... Yo comprendo las demás cosas, de las cuales no vamos a hablar, y lo que puede pasar. Casi adiviné que usted me iba a llamar para decirme algo parecido a eso. Pero, muy bien, yo con toda franqueza se lo digo: estoy dispuesto a cooperar con usted. Estoy dispuesto a cooperar con usted y a hacer lo que usted está solicitando.
(...)
- Fox: Fidel, ¿te puedo pedir otro favor?
- Castro: Dígame.
- Fox: Que estando en casa a mí me serviría muchísimo que no hubiera declaraciones sobre el tema de la Embajada o de las relaciones México-Cuba o de ese evento que vivimos en estos días pasados.
- Castro: No tengo ninguna necesidad de hacer declaraciones allí.
- Fox: ¡Qué bueno!
- Castro: Dígame, ¿en qué más puedo servirlo?
- Fox: Pues básicamente no agredir a Estados Unidos o al presidente Bush, sino circunscribirnos...
- Castro: Óigame, señor presidente, yo soy un individuo que llevo como 43 años en política y sé las cosas que hago y las que debo hacer. No le quepa la menor duda de eso, que yo sé decir la verdad con decencia y con la elegancia necesaria. No albergue el menor temor, que no voy a soltar ninguna bomba allí. Aunque la verdad es que estoy en desacuerdo con el consenso ese que han propuesto ahí. No, yo me voy a limitar a exponer mis ideas básicas y fundamentales, y lo haré con todo el respeto del mundo. Yo no voy a tomar aquello como una tribuna para agitar ni mucho menos: voy a decir mi verdad. Y puedo no ir, y la digo desde aquí, la digo mañana por la mañana, así que para mí no es...
(...)
- Castro: Debe saberlo. Y no lo hago -ausentarme de ahí- porque sentiría vergüenza, cuando he tomado la decisión de ir. Y a muchos lugares no he ido, no fui a la Cumbre allá en Perú, pero yo tengo un concepto mucho más elevado de la importancia de esta conferencia y un concepto mucho más elevado de México; me parecía, incluso, que lo estaría lastimando, en realidad, a usted o a los mexicanos. Yo no voy allí ni a agitar ni a organizar manifestaciones, nada. Tengo en cuenta que usted es el presidente de ese país y que un deseo suyo, por muchos que sean los derechos, debo tomarlo en cuenta. Y me alegro que usted haya pensado en una fórmula decorosa, en que yo esté allí a la hora, escuche al secretario general de las Naciones Unidas.