Los jefes de Estado o de Gobierno de los 19 países de la OTAN y de Rusia han firmado esta mañana en la base militar de Pratica di Mare, a 30 kilómetros al sur de Roma, la Declaración de Roma, que sella un acercamiento histórico entre los viejos enemigos de la guerra fría. Con esta rúbrica se crea un consejo de coordinación llamado a abrir una nueva era en la política internacional de defensa.
La Federación Rusa, representada por su presidente, Vladimir Putin, ha ocupado ya su lugar en la mesa redonda del Consejo a veinte, entre España y Portugal, de acuerdo al orden alfabético en inglés.
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El acuerdo suscrito, perfilado hace 15 días en Reikiavik, tiene como prioridad la lucha contra el terrorismo internacional, tras la amenaza surgida de los atentados del 11 de septiembre, que han contribuido a acelerar su firma.
Otros cometidos fijados en la Declaración de Roma hacen referencia a la no proliferación de armas de destrucción masiva, el control de armamento, la gestión de las crisis regionales, las misiones de paz y lo planes civiles de emergencia.
Resultado histórico
"Este día supone un resultado histórico para una gran alianza y una gran nación europea", ha apuntado George Bush. "Dos viejos enemigos se han convertido ahora en aliados tras superar 50 años de divisiones y 10 de incertidumbres. Esta alianza nos lleva a un objetivo mucho más ambicioso: una Europa totalmente unida, libre y en paz", ha añadido el presidente estadounidense.
El presidente ruso, por su parte, ha definido este nuevo consejo de coordinación como "un punto de partida hacia la estabilidad y la paz indivisible". En su turno de intervención previo, Putin ha subrayado su cometido principal de luchar contra la amenaza del terrorismo internacional. "Como hace 50 años, con la II Guerra Mundial, nuestro deber de reaccionar unidos contra amenazas globales cobra similar importancia", ha afirmado.
Desde primera hora de esta mañana, los líderes de los países de la Alianza Atlántica y Rusia comenzaron a llegar a la sede de la cumbre, donde fueron recibidos por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el secretario general de la OTAN, George Robertson.
Reunión
Precisamente, el primero mantuvo anoche una reunión con el propio George Bush en la que discutieron acerca de los propósitos del mandatario estadounidense en este viaje a Europa.
Bush volvió a recalcar que "la unidad de las naciones civilizadas acabará con el peligro del terrorismo", mientras que Berlusconi puso sobre la mesa "la visión común de intervenir por la paz en Afganistán, en los Balcanes y en Oriente Próximo". Además, el primer ministro italiano habló también sobre "la cuestión de Irak, porque debe existir la certeza de que ningún Estado prepare armas de destrucción masiva y la posibilidad por parte de la comunidad internacional de verificarlo con sus propios observadores".
No obstante, los líderes de la Alianza Atlántica y de Rusia tendrán tiempo para perfilar estrategias durante las cinco horas de reunión, en la que tomarán la palabra los 20 jefes de Estado o de Gobierno. Tras las intervenciones se proclamará oficialmente la Declaración de Roma, que da carta de naturaleza al nuevo consejo de coordinación militar y de defensa entre la OTAN y Rusia.
Este organismo, que sustituye al actual Consejo Permanente Conjunto, creado en mayo de 1997 con una finalidad meramente consultiva, permitirá a Rusia sentarse en la misma mesa con los 19 países de la OTAN con voz y voto, aunque sin derecho de veto.
La reunión se ha celebrado en medio de un gran despliegue de seguridad, en el que participan unos 15.000 efectivos del Ejército y la policía. El dispositivo incluye en la proximidades de la base militar baterías de misiles antiaéreos, vehículos blindados, diversos buques de guerra y un avión awacs con sistema de radar.
La pederastia en la Iglesia
Tras la reunión de la OTAN y Rusia, el presidente estadounidense se ha trasladado al Vaticano para entrevistarse con el Papa Juan Pablo II. El último encuentro entre ambos tuvo lugar el 23 de julio del pasado año en la residencia de verano del Pontífice en Castelgandolfo.
El Papa y Bush han hablado a solas durante cerca de 25 minutos y aunque se desconoce lo tratado, el presidente estadounidense aseguró con anterioridad al encuentro que analizarían la situación de la Iglesia Católica en su país, en el ojo del huracán por los casos de pederastia que han salpicado a varios miembros de esa comunidad.
Tras la conversación a solas, Bush ha presentado su séquito al Papa, del que formaban parte, entre otros, el secretario de Estado, Colin Powell, y la Consejera para la Seguridad Nacional, Condoleeza Rice.
Juan Pablo II ha regalado a Bush una estatua de coral de la Virgen, realizada en la ciudad sureña italiana de Torre del Greco. Al séquito le ha dado las medallas de su pontificado, en oro, plata y bronce.