Una solución militar en Irak no sólo complicaría el problema en el país sino que desestabilizaría Oriente Próximo. Así lo ha afirmado el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Igor Ivanov, tras recibir a su homólogo iraquí, Naji Sabri, desplazado a Moscú para recabar desesperadamente apoyos ante un eventual ataque de EE UU.
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En las últimas semanas Rusia ha manifestado en varias ocasiones su oposición a una ofensiva del Pentágono y ha reclamado un arreglo político bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Hoy, el Gobierno de Bagdad ha desmentido que se esté preparando para construir armas nucleares y ha acusado a EE UU de buscar pretextos, según ha anunciado el viceprimer ministro del país Tarek Aziz. Además, Irak ha pedido a voluntarios árabes y musulmanes para enfrentarse a un posible ataque.
Aziz ha vuelto además a rechazar las inspecciones de la ONU, por que, según él, "no llevarán a ninguna parte" ya que, "no habrá conclusión" en un plazo razonable para levantar las sanciones impuestas por las Naciones Unidas en 1990. El Gobierno de Bagdad expulsó a los citados inspectores en 1998. Además, Aziz, que hoy se encuentra en Johanesburgo para participar en la Cumbre de la Tierra, ha manifestado su intención de entrevistarse mañana con el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Powell no repetirá
Por lo que respecta a la posición de los aliados de Washington, el diario The Daily Mirror publica hoy una encuesta según la cual el 71% de los británicos se muestra contrario a que el Reino Unido participe en una intervención militar contra Irak sin el respaldo de Naciones Unidas. Hace sólo siete días la opinión de la ONU sólo era relevante para el 52% de los británicos.
El sondeo revela además que en opinión de los británicos, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, supone el tercer mayor peligro para la Paz en el mundo. El primer lugar lo ocupa Osama Bin Laden y el segundo Sadam Husein.
En los últimos días tanto el primer ministro del Reino Unido, y principal aliado de Bush, Tony Blair, como el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell han pedido a Washington de que un ataque contra Sadam debe contar con el respaldo de Naciones Unidas.
La postura de Powell le ha enfrentado con los elementos duros del Gobierno de Bush, como el secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfeld. Ayer, la revista Time anunció el secretario de Estado no repetiría en el cargo en un eventual segundo mandato de Bush. Sólo una victoria diplomática en el conflicto de Oriente Próximo podría impulsar a Powell a continuar en su cargo, según una fuente próxima al político.