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CERCO A SADAM

Putin reconoce un consenso en la ONU para una nueva resolución sobre Irak

El Kremlin asegura que hay "pruebas circunstanciales" acerca de la existencia de armas de destrucción masiva en el país asiático

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha reconocido por primera vez un consenso con los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una dura resolución sobre Irak. No obstante, el jefe del Kremlin ha puntualizado que no hay necesidad jurídica de adoptar nuevas resoluciones, tal y como pretenden Tony Blair, con quien ha mantenido una reunión a 150 kilómetros de Moscú, y George Bush, quien ha conseguido plenos poderes del Congreso para el uso de la fuerza.

Además, el viceministro de Exteriores ruso, Yuri Fedotov ha declarado que Rusia sigue oponiéndose a una resolución que incluya el recurso automático al uso de la fuerza contra el régimen de Sadam, como pretenden EE UU y el Reino Unido.

Washington y Londres propugnan que el Consejo de Seguridad exija al régimen del presidente de Irak, Sadam Husein, el desmantelamiento de sus arsenales de armas de exterminio masivo y de sus programas de armamento químico, biológico y nuclear. Putin ha subrayado estar "de acuerdo en que hay que tener en cuenta la experiencia negativa del trabajo de los anteriores inspectores" internacionales de armas en Irak.

Fuentes del Kremlin han reconocido la existencia de "pruebas circunstanciales" sobre la posesión por Irak de armas de exterminio masivo, aunque matizaron que no eran "datos fidedignos directos". "Lo que tenemos equivale a pruebas circunstanciales, en particular fotos aéreas que sugieren que dentro de algunos edificios podrían fabricarse armas", han puntualizado las fuentes.

Las declaraciones de Putin al término de la reunión con Blair han llegado poco después de las primeras indicaciones del Kremlin de un giro radical en su postura sobre la crisis. Blair, por su parte, ha admitido que Rusia tiene "intereses económicos legítimos en Irak" que en su opinión merecen tenerse en cuenta, en alusión a la deuda de Bagdad a Moscú por importe de más de 7.000 millones de dólares y a una serie de contratos de explotaciones petrolíferas.