El canciller alemán, Gerhard Schröder, ha salido al paso de los rumores que apuntaban a su próxima dimisión y ha asegurado esta mañana que no tiene intención de "abandonar el barco", mientras que la prensa aliemana sigue alimentando las especulaciones sobre su supuesta amenaza de dejar la presidencia del país, sumida en una grave crisis económica, debido a su falta de autoridad entre las falias de su propio partido, el social-demócrata (SPD).
"El canciller no va a abandonar el barco. Todos los que se hacen esperanzas con esto se equivocan. Y todos los que estaban decepcionados van a alegrarse", ha afirmado con rotundidad, en respuesta a una pregunta durante una rueda de prensa. "Esta declaración no es válida sólo para hoy, sino para mucho tiempo", ha añadido el canciller.
Según la prensa alemana, Schröder puso su dimisión encima de la mesa el lunes por la noche. En una reunión de la ejecutiva del SPD, el canciller amenazó con dejar el cargo, harto del lío de declaraciones de ministros y dirigentes del partido, especialmente sobre aumentos de impuestos, que ha llevado al Gobierno a hundirse en las encuestas a una velocidad desconocida en Alemania. "No estoy dispuesto a tolerar semejante barullo", dijo Schröder. La amenaza dejó boquiabiertos a los socialdemócratas y reveló la profundidad de la crisis política por la que atraviesa el país.
El momento más tenso de la reunión se produjo casi al principio, cuando Schröder, visiblemente enfadado, hizo una oferta sorprendente: "Si alguien cree que puede hacerlo mejor, adelante", lo que se interpretó en la sala como una oferta de retirarse y ceder el mando a otro dirigente de la cúpula del SPD. Hubo un silencio glacial. Y nadie se atrevió a aceptar el reto. El ambiente de la reunión era "deprimente", según contaron ayer, citando fuentes de la ejecutiva socialdemócrata, dos periódicos alemanes, el Bild y el Frankfurter Rundschau.
Tras un primer intento por la mañana de desmentir o matizar la información, los portavoces del SPD acabaron aceptando que la historia, a grandes rasgos, es cierta. Posteriormente, el superministro de Economía, Wolfgang Clement, proporcionó nuevos detalles: "Nadie se ofreció ; yo estuve muy atento, pero nadie se apuntó". La cúpula del SPD entendió el mensaje, según Clement. Para la oposición, el incidente muestra que Schröder está cansado de gobernar en las actuales circunstancias y que ha perdido totalmente la autoridad entre los suyos.