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Bush ante el Congreso de Estados Unidos

IRAK

El presidente de EEUU, George W. Bush, anunció que emprenderá "cualquier acción que sea necesaria" para defender "la libertad y la seguridad del pueblo de Estados Unidos" frente a la amenaza que representa el régimen de Irak. Bush aseguró que seguirá buscando el apoyo internacional para desarmar al régimen de Sadam Husein, pero añadió que "el curso de esta nación (EEUU) no dependerá de las decisiones de otros".

Sadam Husein, declaró el presidente, "es un dictador brutal, con una historia de agresiones temerarias, con vínculos con el terrorismo, con un gran potencial de riqueza, al que EEUU no permitirá que domine una región vital y amenace a Estados Unidos".

El presidente estadounidense confirmó de que su Gobierno pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que se reúna el próximo 5 de febrero para "considerar los hechos en torno al continúo desafío" del régimen de Bagdad hacia la comunidad internacional.

IRAK Y AL QAEDA

El capítulo más extenso del discurso del presidente ante el Congreso de EEUU estuvo dedicado a Irak y a pedir a los legisladores de su país que tengan también en cuenta otra amenaza: los vínculos entre el Gobierno de Bagdad y grupos terroristas como Al Qaeda.

"Sadam Husein ayuda y protege a los terroristas, incluidos a miembros de Al Qaida. Secretamente, y sin dejar huellas, (Sadam) podría entregar una de sus escondidas armas a los terroristas o ayudarles a desarrollar las suyas", alertó el presidente de EEUU.

Bush consideró que países como Irak y grupos terroristas afines que "buscan y poseen armas nucleares, químicas y biológicas" son "el peligro más grave" que afronta EEUU, y los comparó con "el hitlerismo, el comunismo y el militarismo" del siglo XX.

Hace un año, el presidente incluyó a Irak, Irán y Corea del Norte en lo que calificó como el "eje del mal", pero en esta ocasión se refirió en capítulos apartados a las amenazas que representan los tres países.

"Diferentes amenazas requieren diferentes estrategias", dijo Bush, quien en sus dos párrafos dedicados a Irán aseguró que "seguimos viendo un Gobierno que reprime a su pueblo, trata de hacerse con armas de destrucción masiva y apoya el terrorismo".

COREA

Fue algo más prolijo sobre Corea del Norte, a cuyo "régimen opresor" acusó de obligar a su pueblo a "vivir con miedo y hambre". Bush recordó que durante la década de los 90 EEUU trató de apartar a Corea del Norte de la posibilidad de desarrollar un programa de armamento atómico y constató que "ahora sabemos que el régimen ha engañado al mundo y está desarrollando este tipo de armas".

Como en el caso de Irán y al contrario que con respecto a Irak, el presidente no hizo referencia a ir más allá de las presiones diplomáticas frente a Pyongyang y abogó por seguir buscando una solución negociada con los países de la región.

AFGANISTÁN Y ORIENTE PRÓXIMO

En política exterior, hubo también una expresión de compromiso del presidente con la futura estabilidad de Afganistán y una breve referencia a Oriente Próximo, donde EEUU "seguirá buscando la paz entre un Israel que viva en seguridad y una Palestina democrática".

REBAJA DE IMPUESTOS

En cuestiones internas, el presidente pidió que se apruebe rápidamente su programa de reactivación económica, valorado en 674.000 millones de dólares, la mayoría en rebajas de impuestos durante los próximos diez años. "El alivio fiscal es para todos los que pagan impuestos sobre la renta, y ayudará inmediatamente a nuestra economía", sentenció.

ASISTENCIA SANITARIA PARA JUBILADOS

Uno de los puntos en política interior más destacados fue la reforma del sistema de asistencia sanitaria para los jubilados (Medicare), para la que propuso destinar 400.000 millones de dólares adicionales en los próximos diez años. En Estados Unidos hay unas 40 millones de personas que carecen de cobertura sanitaria.

Bush señaló que es necesario solucionar este problema, pero rechazó el recurso a "un sistema de salud nacionalizado, que dicta la cobertura y aumenta los costes", pero tampoco propuso soluciones concretas.

ÁUTOMÓVILES MOVIDOS POR HIDRÓGENO

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propuso destinar 1.200 millones de dólares para financiar la investigación del desarrollo de automóviles movidos por hidrógeno y que sólo emiten agua. El anuncio de se produjo después de que dos compañías japonesas, Honda y Toyota, entregaran en diciembre pasado en EEUU y Japón los primeros vehículos equipados con este sistema.

PLAN CONTRA EL SIDA EN ÁFRICA Y EL CARIBE

Bush propuso al Congreso de su país la aprobación de un plan para luchar contra el sida en países de África y el Caribe. El plan contaría con un presupuesto de 15.000 millones de dólares para los próximos cinco años.

POLÍTICA MEDIOAMBIENTAL

Bush pidió también la aprobación de su programa energético, que había sido bloqueado por los demócratas cuando estos controlaban el Senado, y defendió su política medioambiental, duramente criticada por las organizaciones ecologistas. En este capítulo, dijo que destinará 1.200 millones de dólares para el desarrollo de automóviles movidos por pila de combustible, un innovador sistema de propulsión que utiliza hidrógeno como fuente de energía.

ABORTO

Uno de los puntos más conservadores del programa de Gobierno que presentó Bush fue la propuesta para prohibir un tipo de aborto que se realiza durante las últimas semanas de gestación, y que es uno de los principales objetivos de las organizaciones antiabortistas.

Además, pidió al Congreso que prohíba todas las modalidades de clonación, incluida la que produce células troncales para la investigación de tratamientos de enfermedades, "porque ninguna vida humana debe comenzar o terminar como el objeto de un experimento".

PROGRAMAS SOCIALES DE INSTITUCIONES RELIGIOSAS

Para los problemas sociales, Bush apeló a su tradicional idea del conservadurismo compasivo, y pidió a los estadounidenses que participen más en programas de ayuda a niños con problemas y tratamientos de drogadictos. En este punto, pidió al Congreso que apruebe su controvertido programa para destinar dinero del Gobierno a los programas sociales de instituciones religiosas, que es visto con dudas incluso en sectores del Partido Republicano, que temen que se difumine la estricta división entre el Estado y las iglesias.