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AMENAZA DE GUERRA | La posición iraquí

Blix cree un "elemento importante de verdadero desarme" la decisión de destruir los misiles

Bagdad tenía de plazo hasta el 1 de marzo para decidir si eliminaba estas armas prohibidas por la ONU

El jefe de los inspectores de desarme de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Hans Blix, ha calificado de un "elemento muy importante del verdadero desarme [de Irak]" el hecho de que el régimen de Sadam haya decidido destruir sus misiles Al Samud 2. Blix, quien ha recordado que la destrucción debe comenzar este sábado, ha apuntado que "hay muchos misiles de este tipo, así como otros componentes que destruir", si bien ha remitido a los informadores al domingo para comprobar la evolución del desarme.

El jefe de los inspectores había exigido la semana pasada a las autoridades iraquíes la destrucción de estas armas, prohibidos por la ONU. Los funcionarios de Sadam la aceptaron en una carta remitida al propio Blix. Los Al Samud 2 tienen un alcance de 150 kilómetros, es decir, que superan en 40 el límite permitido por Naciones Unidas.

La carta, firmada por el general Ami Al Saadi, asesor científico del presidente iraquí Sadam Husein, señala: "En principio, Irak acepta la exigencia de destrucción de sus misiles". La Comisión de la ONU para la Inspección, la Vigilancia y la Verificación del desarme de Irak (UNMOVIC), ha confirmado haber recibido esta carta.

Campaña de engaños

De esta forma el régimen de Sadam Husein intenta quitar uno de los argumentos esgrimidos por EE UU para iniciar la invasión del país. Sin embargo, el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, ya ha dicho que la destrucción de estos misiles no es un signo de cooperación por parte de los iraquíes.

El propio George Bush ya había declarado que los planes de destrucción de los misiles "forman parte de la campaña de engaños" del régimen de Sadam. "Los misiles son sólo la punta del iceberg. La única cuestión es el desarme total, que Sadam rechaza". Una opinión que ha sido ratificada esta tarde por el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.