El Gobierno sirio ha rechazado enérgicamente las amenazas y acusaciones "sin fundamento" vertidas por algunos responsables estadounidenses contra el país en los últimos días y ha acusado a Israel de estar detrás de las mismas. En caso de que estas acusaciones subieran de tono, distintos analistas políticos de damasco descartan que condujeran a una nueva guerra.
"El consejo de ministros condena el lenguaje amenazador y las acusaciones sin fundamento proferidas por ciertos responsables estadounidenses contra Siria con el fin de golpear su posición de firmeza, influir sobre sus decisiones y posiciones y sobre su compromiso en favor de la legitimidad internacional", señala un comunicado difundido por la agencia oficial SANA.
Pese a la situación actual, distintos expertos de Damasco ven más factible un acercamiento de Estados Unidos hacia Siria que un conflicto abierto. Así, Haitham Keilani, ex embajador y experto en estrategia militar, está seguro de que la Administración Bush suavizará muy pronto su guerra dialéctica contra Damasco. "Tienen que tratar con Siria porque es un país que mantiene buenas relaciones con los kurdos, con los chiítas y con los suníes de Irak. La presión económica es posible, pero no puedo concebir que los EE UU abran una nueva batalla en un momento en que todavía tienen que acabar su trabajo en Irak", ha apuntado.
Imad Fawzi Shuaibi, profesor universitario de Ciencias Políticas, considera que las presiones sobre Siria "no irán más allá de lo económico y lo político, dado que Damasco tiene sólidos vínculos con el resto del mundo". "Cuando los norteamericanos vean que no pueden recoger los frutos de su presión, se verán forzados a tratar a nivel exclusivamente político", asegura.
Presiones de Sharon
La Casa Blanca acusa a Siria de suministrar armas de forma secreta a Irak, práctica calificada como "acto hostil" por parte del ministro de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, que ha advertido de que Damasco "tendría que rendir cuentas". El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, ha indicado que "después de Irak, también se debe realizar un cambio en Siria".
Por su parte, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, en los extractos de una entrevista que mañana aparece en Jerusalén, califica a Bachar el Asad de "peligroso" y señala cinco exigencias que EE UU debería presentar a Damasco, consistentes casi todas en que deje de apoyar a grupos que Israel considera hostiles.