Estados Unidos planea una relación militar indefinida con el Gobierno emergente en Irak con la intención de garantizar el acceso a las cuatro bases militares y así proyectar la influencia del país en la región, según un oficial de la Administración Bush citado hoy por el New York Times.
El oficial norteamericano ha hablado de mantener quizás cuatro bases que podrían ser utilizadas en el futuro: una en el aeropuerto internacional de Bagdad, otra en Tallil, cerca de Nasiriya en el sur del país, la tercera en un aeródromo aislado llamado H-1 en una zona desértica del oeste, junto al oleoducto que va a Jordania, y la última en la región norteña del Kurdistán.
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El Ejército norteamericano está de hecho utilizando ya esas bases para apoyar las operaciones que todavía están librando contra los reductos de apoyo al régimen de Sadam, para repartir ayuda y para las patrullas de reconocimiento. Pero como las fuerzas invasoras tendrán que retirarse en los próximos meses y el control pasará a manos del nuevo Gobierno iraquí, el Pentágono espera conseguir el control de las bases para cubrirse las espaldas en caso de futuras crisis.
Conseguir el control dependerá de la capacidad de Washington para relacionarse con los nuevos dirigentes de Bagdad. Si los lazos son lo suficientemente estrechos, la relación militar puede llegar a ser uno de los logros más importantes dentro de la revolución estratégica que está teniendo lugar en Oriente Próximo.