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Al menos cinco chiíes muertos en un atentado contra un autobús en Karachi

La Policía paquistaní sospecha que algún grupo terrorista suní puede estar detrás del ataque

Al menos cinco fieles musulmanes chiíes han muerto y otros siete han resultado heridos en un atentado llevado a cabo por varios hombres que han abierto fuego contra un autobús en el que se dirigían a una mezquita en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, según ha informado la Policía.

El jefe de la Policía local, Tariq Jamil, ha explicado que "dos hombres que circulaban en moto abrieron fuego contra los pasajeros de un mini-bus". Jamil ha agregado que en el autobús viajaban una veintena de personas, que acudían a la mezquita de la parte occidental de Karachi, cerca del puerto de la ciudad, para la oración del viernes. Tres de los heridos se encuentran en estado muy grave, por lo que el número de víctimas mortales podría incrementarse, según el responsable policial.

Las víctimas son empleados de un laboratorio de investigación relacionado con el Ministerio de Defensa que los viernes tienen la costumbre de reunirse para acudir a una mezquita cercana.

Violencia interreligiosa

Los chiíes, que suponen un 20% de los habitantes de Pakistán, donde la gran mayoría de la población es musulmana suní, han sido las principales víctimas de la violencia religiosa en los últimos años en el país. Por eso, aunque nadie ha asumido el atentado de hoy, la Policía sospecha que algún grupo terrorista suní podría ser el autor del ataque.

El pasado 4 de julio, en la ciudad occidental paquistaní de Queta, cerca de la frontera con Afganistán, 50 fieles chiíes fueron asesinados en una mezquita por tres terroristas suicidas suníes que hicieron estallar cargas explosivas durante la oración del viernes. Pocos días antes, 12 cadetes de la Policía paquistaní, todos ellos chiíes, habían sido asesinados también en Queta, en otro atentado atribuido a grupos suníes.

En Karachi, que se ha convertido en el principal centro de actuación en Pakistán de los terroristas suníes, en los últimos años las principales víctimas han sido los chiíes y también los cristianos y residentes extranjeros occidentales en la ciudad.