El primer ministro interino iraquí, Iyad Allawi, ha anunciado hoy un nuevo plan de seguridad nacional dirigido a erradicar la violencia que sacude el país, el mismo día en que han aparecido otros tres cadáveres decapitados y los cruces de ataques entre insurgentes y estadounidenses se han cobrado 11 vidas.
Según la policía local, los tres cadáveres decapitados eran iraquíes que colaboraban con las fuerzas extranjeras. El macabro descubrimiento eleva a cinco el número de cuerpos sin cabeza que han aparecido en los últimos días en las ciudades septentrionales iraquíes de Mosul y Kirkuk.
Alawi se ha presentado ante la Asamblea Nacional iraquí embrión del futuro Parlamento- con un plan de seguridad que pretende combinar el palo y la zanahoria en un intento por garantizar la celebración de elecciones previstas para enero de 2005. "Nuestra ambición es conversar con todos los grupos para que depongan las armas, y aislar así a los terroristas. Ante todo dejaremos claro que no permitiremos que prevalezcan los violentos", ha subrayado Alawi.
Firme y decidido, el primer ministro admitió que el país "tiene un problema de seguridad", pero defendió la gestión del Ejecutivo que encabeza, ya que en su opinión ha conseguido mantener vivo y en marcha el proceso de transición de política. El plan mezclará la mano dura empleada el pasado fin de semana contra los insurgentes en la ciudad rebelde de Samarra, y la palma tendida ofrecida hoy a los dirigentes de Faluya, y contará con el respaldo de las fuerzas estadounidenses, según ha explicado Allawi, que no ha añadido más detalles.