Un atentado perpetrado por un suicida palestino en una base militar israelí próxima al puesto fronterizo de Gush Katif, al sur de la franja de Gaza, ha causado esta tarde heridas de diversa consideración a siete personas -cinco israelíes y dos palestinos-.
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Hamás ha asumido la autoría del ataque, perpetrado por un militante palestino que ha simulado un pinchazo de su vehículo en las inmediaciones del puesto militar de Orcah. Cuando los soldados israelíes desplegados en la zona se han aproximado al coche del palestino, éste ha hecho estallar la carga que llevaba adherida a su cuerpo, según las primeras informaciones. En el ataque han resultado heridos cinco israelíes, presumiblemente militares, y dos taxistas palestinos cuyos vehículos se encontraban en las proximidades del cruce.
La Brigadas de Al Aqsa interrumpen sus ataques
El ataque se produce cuando el presidente palestino Mahmud Abbas, Abú Mazen, se encuentra en la franja de Gaza para alcanzar un alto el fuego con las facciones palestinas. Tras entrevistarse con el cónsul de EEUU en Jerusalén, David Pearce, el nuevo presidente palestino ha viajado a Gaza con el principio de que quien no cumpla la ley será castigado, "porque la ley es para todos sin excepción", según ha declarado antes de partir de Ramala.
El primer resultado ha venido esta tarde en forma de respuesta: la que han dado las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que han anunciado que dejan de atentar contra Israel tras la decisión de Abu Mazen, anunciada ayer, de integrarles en los cuerpos de seguridad palestinos. La actitud más rocosa, como se ha demostrado esta misma tarde, es la que mantiene Hamás, que renuncia a abstenerse de atacar intereses israelíes hasta que no se ponga fin a la ocupación. Sobre la postura de Hamás, Abu Mazen ha dicho que "necesitamos discutirlo cara a cara y tomar una decisión".