Miles de personas, lanzando proclamas contra Siria y enarbolando banderas, han acompañado hoy en Beirut los restos mortales del ex primer ministro Rafik Hariri, asesinado el lunes pasado. En el funeral por Hariri y siete guardaespaldas muertos en el atentado, la multitud ha rendido un último adiós al hombre que consideran responsable de la reconstrucción de Líbano tras la guerra civil.
El funeral, realizado en medio de un fuerte operativo policial, se inició en la residencia de Hariri, el Koreitem, para seguir con una procesión de tres kilómetros hacia su sitio de descanso final en la mezquita de Mohamed al-Amin, cuya construcción patrocinó él mismo.
Los familiares cercanos de Hariri han llevado su féretro, envuelto en la bandera roja, blanca y verde de Líbano, hacia la ambulancia. Sus restos han sido trasladados a su residencia a primera hora de hoy desde el Hospital de la Universidad Americana, donde fue llevado el cuerpo tras el atentado del lunes, que le costó la vida a él y a otras 16 personas.
Los ataúdes de al sus guardaespaldas también fallecidos en el atentado formaban parte de la procesión. Con las sirenas encendidas, las ambulancias que llevaban los féretros han sido seguidas a pie por los tres hijos de Hariri, Baha, Saadeddin y Ayman, al frente de decenas de miles de personas con banderas y retratos del magnate.
Más sanciones contra Siria
Mientras tanto, el Gobierno de Estados Unidos estudia aplicar más sanciones contra Siria tras llamar a consultas a su embajadora en Damasco. Fuentes de la Casa Blanca señalaron ayer que esas sanciones tendrían como principal fundamento la negativa siria a retirar sus tropas del Líbano y el convencimiento estadounidense de que este país ha permitido que en su territorio actúen terroristas que cruzan sin obstáculos la frontera con Irak.
El Gobierno de Damasco mantiene en el territorio libanés un contingente de unos 14.000 soldados en violación de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU.