El holandés de origen marroquí Mohammed Bouyeri, juzgado por el presunto asesinato del cineasta Theo Van Gogh, ha roto hoy el silencio que había mantenido hasta ahora para confesar que actuó "en nombre de su religión" y que está dispuesto a "hacer lo mismo si quedase en libertad".
"Debería cortarle la cabeza a todo aquél que insulte a Alá o a sus profetas", dijo Bouyeri durante el juicio. Está previsto que el juez dictamine su sentencia dentro de dos semanas.
Van Gogh, asesinado el 2 de noviembre de 2002 a la edad de 43 años, había recibido varias amenazas de muerte por radicales islámicos después de realizar una película crítica con el islam. El crimen, considerado por muchos como un atentado terrorista, provocó tensiones en Holanda, que cuenta con una población de 900.000 musulmanes.