El Gobierno de Sri Lanka ha lanzado un ataque aéreo contra posiciones de las milicias separatistas tamiles, a las que culpan del ataque contra un autobús que ha costa la vida a 61 personas esta mañana en el distrito de Anaradhapura, al norte del país. El estallido de un artefacto explosivo al paso de un autocar de pasajeros supone el atentado más grave desde el alto el fuego alcanzado en 2002. Los Tigres de Liberación de la Patria Tamil (LTTE) han negado su responsabilidad en el ataque.
El atentado se ha producido justo el día después del regreso de la delegación del LTTE de Oslo, donde ha participado en unas infructuosas conversaciones de paz. Se trataba de un intento de recomponer el diálogo con el Gobierno tras el fracaso de las negociaciones bilaterales en abril de este año. Desde entonces, han muerto en la isla unas 500 personas, lo que incrementa los temores a que se reproduzca la guerra civil que ha asolado la isla durante 20 años.
Esta tarde, aviones del Ejército han lanzado ocho bombas a unos cuatro kilómetros al sur de Kilinochchi, cerca del cuartel general de las milicias rebeldes. "Si están atacando Kilinochchi, están demostrando estar listos para la guerra", ha declarado el secretario para la paz del LTTE, S. Puleedevan.
Las autoridades de Sri Lanka habían informado poco antes que la mayoría de los muertos en el atentado son singaleses, que forman la mayor parte de la población de la isla. Los tamiles, minoritarios, son fuertes en el norte y este de Sri Lanka y en ese territorio quieren establecer un estado independiente.
Un portavoz del Gobierno, Keheliya Rambukwella, ha declarado que "se trata del acto terrorista más salvaje cometido por los Tigres" y ha precisado que dos suicidas se encuentran entre los muertos. También ha informado de que hay mujeres y niños entre las víctimas.