Hasta cuatro controles del ejército ruso cortan el paso a la ciudad de Gori. Las milicias siembran el temor a todo el mundo. Son asesinos que solo buscan venganza y dinero. Nadie les detiene. La población ha sido abandonada a su suerte. Sigue habiendo bombas y los mercenarios han sembrado el pánico robando coches a la ONU y a los periodistas. Hoy estaba previsto que las tropas trusas dejaran Gori pero no tiene ninguna prisa en marcharse de la ciudad. AGENCIA ATLAS