Al menos 20 personas han muerto en un atentado suicida con coche bomba contra un complejo residencial de la Policía en el noroeste de Pakistán. La potente explosión ha afectado gravemente a decenas de edificios y hay víctimas bajo los escombros. Hay unos 50 heridos. El país se encuentra totalmente desbordado por la gravedad de las inundaciones que siguen castigando la zona sur y la violencia radical que en menos de una semana ha causado más de 200 muertos. Ayer, otro ataque suicida con vehículo bomba acabó con la vida de 19 personas.
El terrorista empotró un vehículo contra la vivienda de los agentes a las 19.00 hora local, 14.00 hora peninsular, poco después del fin del ayuno diario marcado por el Ramadán. El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, ha condenado el atentado y recordado que mientras el país vive "tiempos difíciles debido a las inundaciones, estos criminales cobardes están matando a musulmanes inocentes que respetan el ayuno en sus casas".
La insurgencia talibán, que junto a otro grupo extremista suni ha reivindicado todas las acciones recientes, ha amenazado con nuevos ataques durante los próximos días. El Ejército ejecuta operaciones contra los insurgentes en el noroeste y el cinturón tribal fronterizo con Afganistán.