El juicio contra el líder islamófobo holandés, Geert Wilders, sigue adelante. La Sala de Recusación de Ámsterdam ha denegado la demanda por partidismo presentada por el político contra los jueces que le procesan por incitación al odio, discriminación e insultos a los musulmanes. Según la Sala, las declaraciones de Jan Moors, juez presidente del caso, "son desafortunadas, pero no denotan parcialidad". Se refería a un comentario hecho el lunes, durante la apertura del proceso, cuando Wilders anunció que guardaría silencio. "Es usted muy bueno haciendo planteamientos que luego no quiere discutir", le reprochó Moors. El abogado del político, Bram Moszkowicz, recusó de inmediato a la sala entera , formada por tres jueces. Ahora ha acatado la decisión con una advertencia: "La sombra del partidismo planea sobre el proceso mismo", ha dicho.
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Wilders se ratificó ayer en todos sus comentarios y discursos entre 2006 y 2008, periodo a examen en el juicio. Luego calló. Al suspenderse la sesión en espera de la decisión tomada hoy, sí se explayó. Dijo que esperaba tener "un juicio justo", que comparecía contra su voluntad, y que la actuación del juez le parecía "escandalosa". A partir mañana, testificarán a su favor varios expertos y estudiosos del Islam. Con ayuda de sus palabras, espera demostrar que "el Islam es una peligrosa ideología", tal y como proclama. El político holandés ha comparado el Corán con el Mein Kampf (Mi lucha), de Hitler. También ha dicho estar "harto del Islam", y pide "prohibir la entrada en Holanda a inmigrantes musulmanes". Los jueces querían preguntarle sobre la intención y veracidad de estas declaraciones.
Mientras el proceso ha recibido en Ámsterdam luz verde para continuar, en La Haya se daba el espaldarazo definitivo a la nueva coalición de centro derecha que regirá el país. Formada por liberales de derecha y cristianodemócratas, faltaba por sumarse al acuerdo el grupo parlamentario de estos últimos. Ahora lo han hecho, y por unanimidad. El nuevo Gobierno no tiene mayoría, pero Wilders ha pactado apoyarles desde el Parlamento .