Un Canadair con bandera tunecina que se sospechaba que transportaba al presidente tunecino Ben Ali, huido esta tarde del país, aterrizó a las 22.00 horas en el aeropuerto de Cagliari Elmas. Durante casi tres horas lo custodiaron efectivos de la policía del aire italiana, lo que contribuyó a levantar toda serie de especulaciones. Duraron lo que duraron: hacia la una de la mañana la cadena de televisión Al Arabiyya informó de que Ben Ali estaba aterrizando en Jedda (Arabia Saudí). Unos instantes después, el misterioso avión de Cerdeña encendía los motores y despegaba de vuelta a Túnez escoltado por cazas italianos
Un portavoz de Aeronáutica Militar Italiana, el coronel Cazzaniga, confirmó a El PAÍS que el avión pidió aterrizar de emergencia en el aeropuerto civil de Cagliari y que se activaron los servicios de seguridad. El portavoz no pudo confirmar si Ben Ali estaba o no a bordo de la aeronave, con matrícula TS-IBT. Sobre la medianoche, la Policía subió al aparato y comprobó que los ocupantes eran un piloto brasileño, una azafata tunecina y un azafato francés.
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Según los medios italianos, el avión había aterrizado procedente de Túnez y pidió permiso a París para seguir ruta hasta Francia, que habría dado al Canadair un permiso con reservas, exigiendo que les fuese comunicada la identidad de los pasajeros. Más tarde, se negó al avión la autorización para tocar suelo francés y este se quedó sobre la pista de Cagliari. Italia pidió al piloto despegara de inmediato con un nuevo plan de vuelo, mientras Roma y Túnez desmentían de forma oficial que Ben Ali estuviera a bordo.
Finalmente, tras tres horas de desmentidos y confusión, a las 00.58., el aparato despegó dejando atrás un halo de misterio.