Varios países han hecho recomendaciones a sus conciudadanos por conducto oficial, casi todos por medio de sus ministerios de Asuntos Exteriores, no solo para que no viajen a Japón, sino para que abandonen el país o, en el mejor de los casos, las áreas más afectadas por la catástrofe. España, de momento, opta por la cautela.
La última información conocida llega del Reino Unido, donde el Foreign Office ha emitido un comunicado de advertencia que reza así: "Teniendo en cuenta que la evolución de la situación en la central nuclear de Fukushima está provocando perturbaciones en en el abastecimiento, los transportes, las comunicaciones, la energía y otras infraestructuras, los nacionales británicos actualmente en Tokio y en el norte de Tokio deberían pretender dejar la zona ".
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También Estados Unidos ha recomendado que sus compatriotas que vivan en un radio menor de 80 kilómetros respecto a la central nuclear afectada se alejen de allí lo antes posible. Esa distancia la reduce de manera drástica Canadá, que la deja en 20 kilómetros, aunque añade que no se viaje al norte del país.
Más lejos van las peticiones de paíeses como Croacia, Bélgica o Turquía, que directamente piden a sus compatriotas que se vayan de Japón excepto si su tarea en el país es imprescindible. Francia también pide el abandono o, en su defecto, que viajen al sur, como Portugal. Italia no matiza y solcita el abandono inemdiato. Nada ha dicho Alemania de quienes viven en Japón, pero su ministerio ha "desaconsejado" los viajes que no sean esenciales.
A diferencia de ellos, España, de momento, no se ha manifestado favorable al éxodo de sus compatriotas. Aún más, la Embajada "no recomienda salir de la zona de Kanto, a menos que se cuente con alojamiento y otras necesidades en el sur del país" y, eso sí, "desaconseja firmemente dirigirse al norte de Tokio.