Según el juez, "es ajustado a derecho que las gemelas -de nueve meses de edad- vuelvan al Estado de Missouri", donde nacieron. Las dos niñas, Belinda y Kimberley, han estado al cuidado de los servicios sociales británicos desde el 18 de enero.
En la sentencia, el juez Kirkwood, declara que las niñas deberán permanecer bajo la custodia de las autoridades judiciales de Missouri hasta que se decida finalmente con quién deberán permanecer. El juez establece que los custodios finales sean parte "de la familia natural" de las niñas. Éste es el punto más conflictivo de la decisión, ya que los padres naturales las habían vendido dos veces.
Los Kilshaw adoptaron a las niñas en diciembre de 2000 a través de una agencia de adopciones con sede en California, a la que pagaron 11.600 dólares (más de dos millones de pesetas). Pero las niñas ya habían sido adoptadas por una pareja estadounidense, lo que desató una batalla legal internacional, ya que éstos habían desembolsado previamente 5.790 dólares por las niñas.
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Richar y Vickie Allen, los padres adoptivos estadounidenses se han retirado sin embargo de la pugna por la custodia de las niñas.
La madre biológica, Tranda Wecker, ha declarado que quiere que las niñas regresen a EE UU, mientras que un tribunal estadounidense ha concedido la custodia al padre biológico, Aaron Wecker. El abogado de éste ha declarado después de conocer la sentencia que "el padre está encantado con la decisión del tribunal londinense y continuará luchando por sus hijas cuando éstas vuelvan a Missouri".
La madre adoptiva de las gemelas, Judith Kilshaw, estalló al conocer la sentencia. "No me han escuchado, no hice nada malo. No hay justicia", ha declarado ante los periodistas.