La luna, en fase llena, aunque 400 veces más pequeña que el sol, ocultó al astro rey de manera total o parcial y creó una oscuridad de diferente intensidad que permitió, en pleno día, ver varias estrellas y el reluciente planeta Venus. No se trata de un pasaje literario, sino del eclipse de sol que a primeras horas de este miércoles han disfrutado millones de personas de Sudáfrica y otros Estados del Africa Austral. Un fenómeno que no se repetirá en esta zona del mundo hasta 2030.
La huella de la sombra umbral lunar comenzó a ser observada en el sur del Océano Atlántico a las 06.55 hora local (5.55 horas en España) para cruzar paulatinamente varias regiones de Africa en dirección al sur del Indico y Australia, donde el eclipse termina justo a la puesta de sol. El umbral creado es de 87 kilómetros de ancho y su trazo recorre el planeta a una velocidad de unos 2.000 kilómetros por hora.
La tradición en varias tribus africanas sugiere que durante la ocultación del sol por fenómenos naturales se haga el mayor ruido posible, con voces, palos o cualquier otro utensilio doméstico, para ahuyentar al "monstruo" del eclipse. En otras regiones, el eclipse significa la muerte de un dios, por lo que las tribus debían hacer una ofrenda a su líder para servir de guía a la deidad en ese nuevo estado.
El eclipse solar más recordado en la historia de Africa Austral fue el ocurrido en 1835 cuando miembros de la tribu Ngoni huian de los ataques que contra ellos había lanzado el temido rey zulú Shaka, que los empujó hacia el río Zambezi.
Mitos y leyendas
La leyenda dice que un gran número de mujeres, niños y ancianos Ngoni murieron ahogados, mientras que muchos de sus guerreros eran comidos por los cocodrilos que infestaban el río, y sólo algunos pocos llegaron a la otra orilla cuando súbitamente el sol desapareció, creándose una oscuridad total que inmortalizaba a las víctimas de Shaka.
Esta vez, lejos de miedos, el fenómeno ha creado una combinación de "ciencia y aventura", en palabras de Miquel Serra-Ricart. Éste es el jefe de una expedición española compuesta por 18 personas, siete de ellas científicos, que tiene como objetivo "continuar con las medidas del proyecto SUN (Estudiantes Entendiendo la Naturaleza, en inglés)", una iniciativa del proyecto Génesis de la NASA.