No pertenecen a Madeleine. Los restos de sangre hallados en las paredes del apartamento en el Algarve portugués, donde desapareció la niña británica el pasado 3 de mayo, según publica hoy el rotativo británico The Times en su versión digital, procederían de un hombre blanco, del subgrupo "europeo nordestal", de acuerdo a las primeras conclusiones de los análisis realizados por el servicio forense de Birmingham. La noticia ha alimentado la esperanza de los padres de la niña, Kate y Guerry McCann, quienes sostienen que Madeleine está viva.
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No obstante, The Times llama la atención sobre la validez de la prueba, a la que los investigadores ofrecen una exactitud del 72% debido a la edad de la niña (4 años) y a que las paredes del apartamento donde se encontraron las manchas de sangre fueron limpiadas con detergente. Eso explica, según The Times, que la sangre no fuera descubierta cuando la Policía portuguesa examinó el apartamento en las primeras semanas de su desaparición.
Se espera que la Policía Judicial portuguesa convoque una rueda de prensa mañana, para informar de los primeros resultados de la investigación, entre ellos la filiación del ADN. Este mes un juez también debería decidir sobre la situación del único sospechoso oficial de caso, Robert Murat, de 33 años, quien reside muy cerca del apartamento turístico donde la familia McCann disfrutaba de las vacaciones. La casa, los coches y el jardín de la familia de Murat han sido registrados en varias ocasiones por la Policía Judicial, sin que se le considere oficialmente acusado.
Casi tres meses con ausencia de resultados y muchos rumores sin confirmar, la policía reorientó la investigación hacia el fallecimiento de la niña. Una teoría que, según la Policía Judicial portuguesa, nunca fue descartada, pero que no tenía tanta fuerza como ahora. Una hipótesis que llevó a Praia da Luz a un cuerpo especializado de perros británicos entrenados en detectar rastros humanos de personas fallecidas, dos english springer spaniel -hembra y macho- que son capaces de detectar huesos humanos, incluso. Fueron los dos perros británicos los que encontraron la sangre en el apartamento.