El presidente de EE UU, Barack Obama, ha visitado hoy por segunda vez el Estado de Luisiana para supervisar de primera mano las tareas de lucha contra el vertido de crudo en el golfo de México, el mayor de la historia del país. Tras recorrer varios metros de costa y ser testigo del extendido chapapote, el mandatario ha anunciado que ordenó se triplique el personal federal que combate la marea negra.
El vertido de crudo es es "un asalto a nuestras costas, a la población y a la economía regional", ha dicho Obama en Luisiana sobre la marea negra, que se ha convertido en una pesadilla para el presidente estadounidense. Según varias encuestas de opinión, muchos estadounidenses le critican el manejo que ha hecho del desastre, lo que le ha obligado a defenderse esta semana ante la prensa.
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A pesar de la imagen de control total que intenta transmitir la petrolera BP, continuas dificultades técnicas lastran el proceso de sellado de la tubería de petróleo rota. Los responsables de la compañía continúan dando versiones contradictorias sobre el momento en que se detendrá el vertido. El consejero delegado de la petrolera BP, Tony Hayward, afirmó el viernes que se tardarán aún dos días en saber si funciona la nueva estrategia de la compañía para frenar el derrame (inyección de materiales como la goma), justo un día después de que el director general de operaciones de BP, Doug Suttles, hubiera dicho que los resultados iban a tardar en verse "24 horas o tal vez un poco más".
Imágenes de la fuga muestran chorros de fluido saliendo de la tubería rota, pero Hayward ha aclarado en la cadena CNN que lo que se escapa es "casi todo lodo, el cual no es tóxico, es en su mayoría agua". El directivo, que ha ofrecido entrevistas en directo hoy a varias cadenas de televisión de Estados Unidos, ha indicado en la NBC que "pasarán probablemente otras 48 horas antes de que sepamos si hemos tenido éxito".
Hayward, que al principio minimizó el impacto ecológico de la fuga, dado que el petróleo no había llegado a la costa, ha afirmado hoy en la CNN que "se trata claramente de una catástrofe medioambiental". Obama dijo ayer que su Gobierno vigila estrechamente lo que hace la compañía, a la que responsabilizó por la "tremenda catástrofe" provocada por el vertido.
Las autoridades inicialmente calcularon que se escapaban 5.000 barriles de petróleo al día, pero ahora estiman que el volumen se sitúa entre 12.000 y 19.000 barriles diarios, e incluso algunos sistemas de medición elevan la cifra a los 25.000, lo que convierte este vertido en el mayor de la historia de Estados Unidos, superando al del Exxon Valdez en 1989 en Alaska.
Obama anunció ayer la extensión por seis meses de la moratoria para realizar nuevas perforaciones marítimas petrolíferas en aguas profundas. Eso significa que no se taladrará el fondo de Alaska; que la propuesta para realizar exploraciones en la costa de Virginia queda paralizada; y que 33 perforaciones que están en marcha en el golfo de México quedan suspendidas.