El fenómeno iPhone trajo, entre otras consecuencias, la explosión de las aplicaciónes, pequeños programas que se ejecutan con agilidad y, casi siempre, con una finalidad muy concreta. Las aplicaciones llegaron después a Google para sus dispositivos con Android y el navegador Chrome. La estela la han seguido BlackBerry y Nokia.
El último en sumarse a la moda fue el programa para hablar por Internet, Skype, comprado en mayo por Microsoft. Tras abrir su interfaz de programación de aplicaciones para nuevos desarrolladores,