Desde que en los Juegos Olímpicos de Sydney, en 2000, un fallo de Jasickevicius en el último segundo evitara la primera derrota de una selección estadounidense formada por jugadores de la NBA, la catástrofe de los llamados Dream Team se veía venir. Si el miércoles era Argentina la encargada de vencer por primera vez a los jugadores de EE UU, esta noche ha sido Yugoslavia quien ha consumado el fracaso. Las estrellas de la NBA tendrán que luchar por el quinto puesto, como España.
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El partido de cuartos de final que enfrentaba a los equipos que, en principio, eran los máximos candidatos a disputarse el oro el próximo domingo, comenzó con un claro color yugoslavo, con un Vlade Divac impresionante y un Stojakovic inspirado.
Los tiempos muertos, inevitables y tensos, de George Karl sólo consiguieron evitar el despegue plavi en el marcador, aunque ni el poder anotador de André Miller ni la potencia física de los estadounidenses en defensa evitaron que en el descanso el marcador ya anunciara (40-36 para Yugoslavia) el cruel destino que este Mundial fijado en la meca del baloncesto de las barras y estrellas tenía preparado para Estados Unidos.
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