La caballerosidad demostrada tras la primera derrota internacional de los profesionales NBA por su técnico, George Karl, volvió a quedar patente 24 horas después al interpretar la segunda, ante Yugoslavia, la que ha supuesto la caída del mito NBA, como "la prueba de que el baloncesto del mundo ha alcanzado" al de la liga estadounidense.
"Me siento raro. Es un gran día para el baloncesto porque la victoria de Yugoslavia es la prueba de que el mundo ha llegado al nivel de la NBA", acertó a decir Karl con los ojos todavía enrojecidos por las lágrimas que había vertido en la intimidad.
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El técnico norteamericano tampoco olvidó a sus hombres, rotos por la derrota y el estigma de entrar en la leyenda como los primeros perdedores del profesionalismo: "Ellos deben estar orgullosos del trabajo que han hecho porque han representado a nuestro país de la mejor forma posible". "Pudimos ganar, pero perdimos. No sé qué habría pasado si aquí hubiesen venido otros jugadores -en referencia a Shaquille O'Neal, Kobe Bryant y otras estrellas-. Este era nuestro equipo y nuestro equipo jugó y luchó, pero perdió", agregó el preparador americano.
Un mensaje similar al de su técnico fue el expresado por Michael Finley quien, pese al abatimiento por la derrota mantuvo sus dudas acerca de si un equipo con otros jugadores hubiera llegado más lejos. "Es obvio que cuando afrontamos el Mundial trajimos a jugadores que no son grandes estrellas. Hicimos un equipo joven, pero no contamos con lo mejor de lo mejor. Aunque la gente diga otra cosa, sería interesante ver qué hubiera ocurrido si Estados Unidos hubiese seleccionado otro equipo".
Euforia yugoslava
Del otro lado, la euforia se desbordó y los jugadores yugoslavos exigieron su cuota de protagonismo en la histórica fecha en la que una selección formada por jugadores de la NBA. "Ya era hora de demostrarles que también hay baloncesto en otros países", apuntó Dejan Bodiroga nada más abandonar el vestuario del Conseco Fieldhouse de Indianápolis.
"No me importa que Argentina ganara a Estados Unidos antes que nosotros. No tenemos celos por eso, porque ya era hora de decirles que en otros países, en Europa y en América, también hay baloncesto", aseguró lleno de satisfacción el jugador yugoslavo.
Lejos de justificar al equipo estadounidense, Bodiroga se recreó en la humillación propinada a los NBA en su propia casa y puso cita para la revancha. "¿Para qué íbamos a esperar a Atenas 2004 si les podíamos ganar aquí? Les hemos ganado nosotros y también Argentina y ahora tendrán que llevar un equipo mejor que éste a Atenas 2004", apuntó el internacional serbio.
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