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Schlesinger defiende que cada país se preocupe sólo de su divisa

Francfort
El franco francés volvió a pasear ayer por la cuerda floja, acosado por los especuladores y la rumorología. El agobio fue tal que Pierre Bérégovoy, primer ministro, se vio obligado a hacer unas enérgicas declaraciones rechazando la posibilidad de una devaluación o el abandono del SME. Su desesperada defensa estuvo apoyada por nuevas intervenciones del banco central francés y del Bundesbank alemán. Pero la confusión aumentó cuando el presidente de esta última entidad sugirió públicamente que cada país debe limitarse a cuidar de su propia divisa.El Gobierno francés adoptará cualquier medida para mantener la paridad de su moneda

Helmut Schlesinger, presidente del banco central alemán (Bundesbank), manifestó ayer que los bancos centrales deben preocuparse de defender exclusivamente sus respectivas divisas. Durante una conferencia en la Universidad de Francfort, Schlesinger reiteró el apoyo del Bundesbank al franco francés, pero defendió unos bancos centrales libres de toda influencia política.Esta afirmación genérica se enfrenta a dos elementos. El primero es una declaración del presidente francés, François Mitterrand, a favor de que las decisiones del futuro banco central europeo sean tomadas por cargos políticos, en lugar de por los técnicos de la institución. Sobre esta cuestión, Schlesinger calificó de "irritante" que se hagan comentarios sobre los "tecnócratas" de la política monetaria, y pidió "ser más precavidos".

El segundo elemento es que el reiterado apoyo prestado por el banco central alemán a la divisa francesa responde a un acuerdo, nunca reconocido, pero estrictamente político. El presidente del Bundesbank tampoco evitó una clara declaración sobre este problema.

En primer lugar, insistió en que "no ve razones para modificar el tipo de cambio del franco francés". Pero tras esta muestra de solidaridad, añadió que "cada país debe preocuparse por cuidar de su propia divisa". Añadió que "aún con las intenciones más amistosas, no se puede esperar que sean otros los que lo hagan".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de diciembre de 1992