Ayer amenazaba aguacero y San Isidro cumplió con las jarras de agua al final de la mañana. Sin embargo, no fue la lluvia, sino el viento, el principal enemigo del III de Concurso de Pintura Rápida en la explanada de la plaza de Toros de Las Ventas. Ninguno se los 376 cuadros amarrados a sus caballetes se mantuvo quieto mientras el jurado discernía. Una ventolera implacable tumbó una y otra vez las obras de arte ante de la desesperación de sus autores. Los ganadores protegieron con puños de acero los cheques millonarios que se llevaron a casa.
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En tanto en la plaza Mayor se palpaba un ambiente familiar. La mañana de juegos y bailes para niños prevista en el calendario isidril transcurrió plácidamente: pocos padres se atrevieron a desafiar las nubes grises y no hubo tumultos. Los chulapos en miniatura llevaban encima un anorak, pero la prenda no fue un impedimento para participar en la muestra infantil de trajes tradicionales."La gallinita ciega y el tulipán son los juegos preferidos de los niños", señala Fernando García Ponce, uno de los seis veinteañeros que se encargaron de la animación. Dos docenas de niños jugaron incansablemente mientras sus padres mantenían una discreta distancia. En el concurso de dibujo ganó el sol: en ninguno de los croquis de los pequeños faltó un sol gordo y amarillo.
En el concurso para adultos de Las Ventas, organizado por la empresa municipal Puente de Ventas, primó el estilo figurativo. Los concursantes, profesionales y aficionados, presentaron 376 maneras distintas, de ver la plaza de Toros y,la zona del Puente de Ventas, requisito ineludible para optara uno de los cuatro premios en disputa.
Carmen Pastrana, de 27 años, ganó el segundo premio -equivalente a 500.000 pesetas- con un cuadro que exponía su particular manera de ver la M-30 a la altura de Ventas. Alumna de último curso de Bellas Artes, tiene la mano suelta y la carrera, contrarreloj, no le trajo apuros. Los candidatos tenían la obligación de terminar la faena a las 13.00 -horas. El primer premio, por acuerdo del jurado -compuesto por artistas y políticos- recayó en Juan Antonio Santos, un leonés que se ausentó al rematar su obra y no pudo recoger el talón de un millón de pesetas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de mayo de 1994