El PP no va a cambiar su estrategia de campaña, afirmaba ayer el dirigente popular Mariano Rajoy. Se basa ésta, explicaba, en tres ideas: la necesidad de la alternancia" tras más de trece años de gestión socialista; la petición de "una mayoría suficiente para gobernar", y la presentación de Aznar como el hombre que ha convertido al PP en un partido "unido, moderado y de centro".Desde el comienzo de la campaña, los populares han dado por terminada la fase de oposición pura y dura para intentar presentar una nueva imagen. Se trata de abandonar lo que uno de los miembros de su equipo de campaña llama "la mentalidad de trinchera" para pasar a una operación de seducción a gran escala. Para ello usan el lema Con la nueva mayoría, invitando a los ciudadanos a subirse a un caballo ganador; evitan realizar propuestas demasiado concretas en el convencimiento de que "el único error de González en 1982 fue ofrecer 800.000 puestos de trabajo", y diseñan tendencias -contención de la presión fiscal, mantenimiento del Estado del bienestar, reducción del servicio militar, mejora de la eficacia administrativa...- de general aceptación.
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Los estudios en poder del PP afirman que Aznar es visto como "una persona fría, con temple, honesta y eficaz". A partir de ello, se trata de 11 acercar al candidato a la gente". De ahí la asistencia al congreso de CC 00, las visitas a escuelas de hostelería y centros de protección de las aves, las reuniones con el mundo del teatro y hasta el encuentro en el Puerto de Santa María con el poeta Rafael Alberti.
Aznar se atiene escrupulosamente a ese guión y en sus mitines evita el ataque personal a sus adversarios, bromea sobre su bigote y otras características fíicas utilizadas por los caricaturistas y repite palabras como "honradez" y "ficacia". Con puestas en escena relajantes, donde el blanco y el azul son los colores que dominan, el PP propone un cambio -no utilizaron esta palabra como gran eslogan porque las encuestas selectivas previas a la campaña demostraron que la gente la asocia al PSOE- "sin traums" y pide al PSOE que "sepa despedirse con corrección".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de febrero de 1996