Luis Fernández no escurrió el bulto al analizar el juego del equipo pero sí encontró un pero al resultado del encuentro. Se refería a un agarrón sufrido por Julen Guerrero, que pareció un penalti claro: "Podía haber sido el 3-1 y el partido hubiera cambiado radicalmente". El técnico del Athletic fue más lejos al recordar esa jugada y apuntó al árbitro: "No me gusta opinar sobre los colegiados, pero lo que no me gusta es que luego le ha dicho a uno de mis jugadores que había existido un penalti a favor del Athletic. Eso no puede ser. Entiendo que se equivoquen como lo hacemos todos, pero no se puede decir lo que ha dicho. Y yo creo a mis jugadores".Desde su llegada a España Fernández ha intentado no opinar sobre la labor arbitral, sin embargo los conflictos le persiguen: tiene una sanción de la UEFA por un partido que le impedirá sentarse en el banquillo ante el Rosenborg.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de noviembre de 1998