Todos los objetivos del Gobierno para la inflación quedaron pulverizados en 1999. El índice de precios al consumo (IPC) acabó en el 2,9%, tras subir un 0,4% en diciembre, cuando el Ejecutivo había previsto un 1,8%, primero, y un 2,4%, después. Este fuerte repunte obliga a revisar casi cinco millones de salarios de trabajadores, con un coste superior a los 75.000 millones. Otros seis millones de asalariados, entre ellos los empleados públicos, han perdido poder adquisitivo. El Ministerio de Economía y la CEOE volvieron a solicitar moderación salarial.
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La evaluación final del pasado año arroja una mala nota para el Gobierno en materia de inflación, precisamente cuando se acerca el final de la legislatura y a dos meses de las elecciones. Por primera vez desde que el Gobierno del PP fija los objetivos de inflación (año 1997), ésta ha sido superior a lo previsto. No sólo eso: el 2,9% de 1999 es más del doble que la tasa de inflación histórica lograda un año antes, el 1,4%. Además, se ha roto una racha de nueve años seguidos -desde 1990- de reducción del IPC. Aquel año comenzó con una tasa del 6,9%, y la tendencia no se ha quebrado hasta el citado 1,4% de 1998. El Gobierno no ha variado, en cualquier caso, el objetivo de inflación para el presente ejercicio, el 2%, y ha aprovechado para pedir de nuevo moderación salarial ante el mal dato conocido ayer, que atribuye a una larga lista de problemas coyunturales, entre ellos el encarecimiento de los precios del petróleo, la debilidad del euro y la mala climatología. También la CEOE advirtió de que los salarios no han de entrar en una "espiral inflacionista", pero los sindicatos respondieron que el problema es "la inoperancia de la política económica" y la "actitud depredadora de las empresas", en expresión de UGT. El PSOE lo valoró como "un desastre sin paliativos" y acusó al Gobierno de "haber abandonado toda perspectiva de control de la inflación".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de enero de 2000