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Rescatados bajo el hielo los cadáveres de dos montañeras en el Pirineo

Mònica Gudayol, de 27 años, fue encontrada tumbada con los brazos cruzados. Ayer, el único superviviente de la violenta tormenta que sorprendió a ocho excursionistas, Josep Maria Vilà, se recuperaba del choque emocional y daba una explicación a este detalle: su novia, con quien pensaba casarse la próxima primavera, murió congelada en sus brazos, y por eso, antes de decidir continuar el precipitado descenso, la depositó sobre la nieve y le cruzó las manos. Todavía no recordaba cómo logró sobrevivir las 48 horas que permaneció en la torrentera hasta que fue rescatado, pero después de haber visto morir a su novia quedó convencido de que todos los demás estaban también muertos.

Mònica Gudayol fue hallada a la una de la tarde en una batida realizada con sondas, unas largas varillas con las que se horada la nieve. Tres horas antes, hacia las diez de la mañana, las sondas habían descubierto también el cuerpo de Elena Fernández a unos 80 centímetros de profundidad, en el torrente de Fontlletera, al pie del monte Balandrau (2.584 metros de altitud). Estaba a sólo 2,5 metros del lugar donde se halló el miércoles el cuerpo sin vida de su marido, Josep Artigas, y no lejos de donde se encontró el martes el cuerpo de su hermano Oriol. Josep Artigas y Elena Fernández tenían dos hijos de corta edad.

Los detectores de metales y los perros adiestrados han demostrado gran eficacia en una búsqueda enormemente complicada a causa de la gran cantidad de nieve helada que sepultó los cuerpos de los excursionistas y que ha obligado a utilizar incluso motosierras para excavar.

Las 60 personas que integran la operación no lograron encontrar a la última desaparecida, Maria Àngels Belsa, que pertenecía al grupo de tres montañeros que se vieron sorprendidos por la tormenta tras subir al pico Balandrau. En este grupo iba su esposo, Josep Miralles, encontrado muerto el miércoles, y Josep Marí, hallado el lunes.

A pesar de que familiares de Belsa protagonizaron ayer escenas de tensión con responsables de la operación, el trabajo del equipo de rescate fue elogiado por Enric Nosàs, presidente del Centre Excursionista de Catalunya. Nosàs valoró la 'eficacia, coordinación y sensatez' del equipo de socorro y lo consideró suficiente en cantidad y calidad. E insistió en que no puede hablarse de imprudencia por parte de los montañeros, pues se dieron circunstancias meteorológicas extremas e imprevistas, como lo demuestra el hecho de que a la misma hora y en el mismo lugar otros muchos excursionistas se vieron en muy graves aprietos durante su recorrido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de enero de 2001

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