La plataforma petrolera brasileña P-36, en la que el pasado jueves varias explosiones causaron la muerte de 10 personas, sigue hundiéndose a 125 kilómetros de la costa de Río, en medio de duras condiciones meteorológicas, informó ayer la empresa estatal Petrobras.
La plafatorma es la mayor del mundo, extensa como un campo de fútbol y con una altura de 40 pisos. Está asegurada en 90.000 millones de pesetas y produce el 5% del crudo de Brasil.
Tras el accidente, Petrobras la dio por perdida, pero el domingo logró mantenerla a flote inyectando 4.100 toneladas de nitrógeno en los compartimentos inundados. Fisuras en la estructura, y el mar agitado hicieron que se hundiera 40 centímetros.
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En los depósitos, la P-36 almacena 1,5 millones de litros de petróleo y diesel, por lo que el hundimiento supondría un grave desastre ambiental. Los buzos aún no han accedido al compartimento donde están los cadáveres de nueve de las 10 víctimas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de marzo de 2001