Los técnicos de la petrolera estatal brasileña Petrobras, que hasta 24 horas antes del hundimiento de la plataforma aseguraban poder salvarla, admiten ahora que temieron lo peor desde el primer momento. El presidente de la compañía, Henri Philippe Reichstul, señaló su frustración y tristeza por el accidente.
La plataforma quedó escorada el pasado jueves, cuando perdió parte de su sustentación a consecuencia de tres explosiones. Diez personas de las 175 que se encontraban a bordo perecieron. Los cuerpos de nueve de ellas, atrapados en la instalación extractiva, difícilmente podrán ser recuperados.
Mientras la plataforma, de 31.000 toneladas de peso y más de cien metros de altura, se sumergía definitivamente, los trabajadores de Petrobrás que habían luchado toda la noche para evitar lo peor lloraban de dolor y de rabia. De nada habían servido los esfuerzos de decenas de técnicos y buzos que intentaron impedir el hundimiento mediante la extracción de 700 toneladas de agua y la inyección de toneladas de nitrógeno.
MÁS INFORMACIÓN
- Una planta petrolífera amenaza con hundirse frente a Río
- Prosiguen los esfuerzos para evitar que un petrolero se hunda en aguas de Brasil
- Petrobras, tres años de muertes y catástrofes
- Un barco con 8.000 toneladas de ácido sulfúrico naufraga frente a Galicia
- La plataforma petrolera se sigue hundiendo frente a Río
- Los ingenieros logran frenar el hundimiento de la plataforma petrolífera frente a Río de Janeiro
- La plataforma petrolífera brasileña siniestrada podría desaparecer en el mar en tres días
- La plataforma hundida en Brasil vierte 350.000 litros de crudo
- Los trabajadores de Petrobras van a la huelga para exigir mejoras en la seguridad laboral
- Un buque con mil toneladas de petróleo, a punto de partirse en dos en Suráfrica
- Una plataforma petrolera brasileña, a punto de hundirse a causa de un accidente
Preocupación creciente
Tras el hundimiento arreció aún más la preocupación. Además del debate sobre la escasa preparación del personal eventual que recientemente ha contratado la compañía, la inquietud estaba puesta sobre el posible derrame del millón y medio de litros de crudo que alberga la plataforma hundida. El hidrocarburo está alojado en ls tuberías que conectan la plataforma con varios pozos extractivos.
En la zona del desastre ya se han observado pequeñas manchas de combustible. Se teme un nuevo desastre ecológico que afecte a las playas de Río. El ingeniero Segen Estefen, especialista en estructuras oceánicas de la Universidad Federal de Río de Janeiro, afirmó que el vertido puede considerarse casi como un hecho, informa Efe.
A la vista del riesgo, que reconoce la propia Petrobras, esta compañía empezó ayer a colocar 32 kilómetros de barreras capaces de aislar el combustible que llegue a la superficie. Una escuadrilla de helicópteros comenzó a vigilar la zona. La compañía sostiene que, dado que la plataforma se ha hundido a 125 kilómetros de la costa será prácticamente imposible que el crudo pueda llegar a las playas, a no ser que se produjeran vientos muy fuertes.
Las causas del accidente aún no se han aclarado. Una de las hipótesis es que las explosiones hubieran tenido como causa una fuga de gas dentro de una de las columnas que sustentaban la estructura.
El desastre daña la imagen pública de Petrobras y puede arañar su cuenta de resultados. La instalación hundida, que llevaba menos de un año en funcionamiento, estaba asegurada. La plataforma desparecida (denominada P-36) extraía 80.000 barriles diarios de crudo. Se calculaba que en 2005 llegaría a 180.000.
Se prevé sustituir la instalación siniestrada por otra capaz de extraer 50.000 barriles diarios, pero que sólo podrá funcionar cuando el Instituto Brasileño para el Medio Ambiente considere que posee todas las medidas de seguridad exigidas en estos casos. Mientras tanto la compañía Petrobrás tendrá que importar diariamente 80.000 barriles de petróleo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de marzo de 2001