El fabricante japonés de automóviles Mitsubishi admitió ayer que perderá 270.000 millones de yenes (407.700 millones de pesetas), el doble de lo previsto, en el año fiscal que finaliza el día 31, pero reafirmó su propósito de alcanzar beneficios brutos positivos para el siguiente ejercicio. La compañía atribuyó la revisión de sus resultados a la combinación del descenso de las ventas y los enormes costes generados por la revisión de vehículos defectuosos y su plan de restructuración.
Sanear la empresa le costará a Mitsubishi, participada por DaimlerChrysler, hasta 226.500 millones de pesetas. Con esta iniciativa, pretende limpiar su imagen tras el escándalo de este verano, cuando reconoció haber ocultado quejas sobre defectos en sus vehículos durante las tres últimas décadas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de marzo de 2001