La pena de muerte se aplica en China de forma amplia y arbitraria, frecuentemente como castigo a la disidencia política.
Según la limitada información a la que tuvo acceso Amnistía Internacional, al terminar 1999 se habían dictado al menos 1.720 condenas a muerte y se habían consumado no menos de 1.077 ejecuciones.
En la foto, una mujer grita ayer al conocer su veredicto de condena a la pena de muerte por asesinato en la provincia sureña de Guangzhou.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de abril de 2001