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25º ANIVERSARIO DE EL PAÍS

25 años de música cierran los conciertos de EL PAÍS

Joaquín Sabina, Ana Belén, Víctor Manuel y Pedro Guerra protagonizan una noche con magia

La noche es una cosa oscura y entrañable que propicia encuentros. Anoche se encontró el hambre con las ganas de comer. Da gusto cumplir 25 años, o los que fueren, si llega Ana Belén en plan Marilyn Monroe, cuando lo de Kennedy, y te susurra en toda la mitad del alma que seas muy feliz. Bueno, pues eso pasó anoche, porque Ana Belén llevaba un vestido de infarto (en versión de Jesús del Pozo) y un cuerpo de angina de pecho. Todo eso y mucho más aconteció ayer noche.

Encadenados

El actor Enrique San Francisco salió al escenario y dijo así: "Buenas noches, País. Aunque me llamo San Francisco, yo soy asís: me gusta retozar por los cerros de Úbeda, junto a esa ciudad natal de un tipo llamado Joaquín Sabina, al que unos desaprensivos pretendieron robar el mes de abril. Ese individuo es amigo de una tal Ana, que armó el Belén alnacer en la calle del Oso, en toda la mitad del medio de Madrid. Un oso, precisamente, estuvo relacionado con Favila, segundo rey de Asturias e hijo de don Pelayo... Y llega un mozo de Mieres, nieto de minero e hijo de ferroviario. Ni corto ni perezoso, Víctor Manuel subió al árbol, cortó la flor y se la dio a Ana para que la pusiera en el balcón,dejando así sin novia a media España. Es lo que los ornitólogos conocen como el lenguaje de los pájaros. Hay muchas especies de pájaros, entre las que destacan por su ternura los canarios, sobre todo si tienen mucha nieve en el semblante y fuego en el corazón, como es el caso de Pedro Guerra, un tipo tan solidario como el resto de los artistas de esta velada. Hablar de solidaridad es hablar de Amnistía Internacional, es decir, de derechos humanos y de todas esas cosas que se refieren a la dignidad humana... Y vamos a empezar ya, que la noche promete, y nos pueden dar las 10, las 11, las 12, la una y las tantas, como suele ocurrir en estas ocasiones...".

El aperitivo del espectáculo corrió a cargo de la cantautora María Lavalle. A continuación, se proyectó el documental Cartas al director, de CNN+. Y ya la gente estaba pidiendo guerra cuando salió Pedro Guerra, con una coleta ruborosa y esa sonrisa que ya forma parte de su entidad, hasta el punto de que sus dientes son tan nombrados como los de Ana Belén. El canario estuvo espléndido y muy suelto, sosegado: Babel, El marido de la peluquera, Dragones verdes, Extranjeros, Contra el poder, Ofrenda...

Y es aquí cuando llegan Ana y Víctor, ambos esplendorosos. Ella, pecado inmortal, con belleza y alevosía, comenzó cantando a Madrid, porque ella es gata: La Puerta de Alcalá. Él, contundente y cada vez más lírico, atacó con Asturias. Tuvieron ambos el detalle de estrenar temas de los discos respectivos que en estos días salen al mercado.

Ana Belén dio a conocer por primera vez en directo una de las canciones más bellas que este cronista ha escuchado jamás. Se titula Peces de ciudad, ha sido escrita por su amigo Joaquín Sabina, y Ana la canta de forma imborrable: "¡Cómo huir si ya no quedan islas donde naufragar!".

Cuando cantaron A la sombra de un león, también de Sabina, éste salió al escenario y se organizó una auténtica juerga, tanto por parte de los artistas del escenario como del pueblo soberano. Porque a Sabina la gente le quiere mucho, a sabiendas (o quizá precisamente por eso) de que es un sublime canalla que nos ayuda a justificar nuestros inconfesables desmanes de cada día. Además, da siempre la impresión de que Joaquín se puede comer a Ana Belén en cualquier momento, pero comer incluso en sentido inconfesable. Eso sí, el asturiano vigila, sabio, lúcido, en definitiva, "un corazón tendido al sol".

Y Sabina, cuando le llegó su turno oficial, llegó, vio, venció, convenció y se lo pasó de maravilla, porque Joaquín, carne de escenario, a poco que le pinchen se pone como una moto. Logra milagros, porque consigue que participen en la celebración no solo los músicos que intervienen en el espectáculo, sino también todo el público, que da la impresión de ser el autor de todas sus canciones. La complicidad entre los artistas y el público quedó perfectamente demostrada. Estos músicos ya son una simbiosis.

Encandilados

Todo el mundo sabe que no tiene una voz de terciopelo, a pesar de lo cual, esa voz enamora a las mujeres y encandila a los espíritus sensibles: Atocha, Princesa, Nos sobran los motivos, 19 días y 500 noches, Pirata, Calle Melancolía... En fin, una pasada.

Y, como remate, resulta que se presenta por allí el mismísimo Torrente, es decir, Santiago Segura, y la noche concluye, aparentemente sólo, porque es seguro que toda esa gente se fue luego por ahí para seguir celebrando libertades.

Nos sobran los motivos para declarar que lo de anoche fue inolvidable, no sólo por la categoría de los artistas que pasaron por el escenario, sino también por lo fundamental, el público, el pueblo soberano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de mayo de 2001