El precio de los pisos se ha disparado. En 10 años la vivienda usada ha subido un 91% en la ciudad de Barcelona, y la nueva, un 63%, según el Ayuntamiento de Barcelona. En Cataluña los precios han subido un 17% en el primer trimestre del año, y el resto de España no le va a la zaga.
La empresa inmobiliaria Don Piso da cuatro ejemplos que reflejan la desorbitada subida. Hace 10 años un piso de 100 metros cuadrados en la calle de Tarragona de Barcelona -por debajo de la calle de València- se vendió por 20 millones, y este año el mismo piso se ha vendido por 37, un 85% más caro. También hace 10 años, en la Gran Via de Barcelona -pasada la plaza de las Glòries, hacia el norte- se vendió un piso de 90 metros por 13 millones y se acaba de vender por 25, un 92% más.
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Don Piso da otros dos datos: en el paseo de Gràcia, entre Consell de Cent y València, recientemente se ha vendido una vivienda de 150 metros cuadrados por 120 millones, un 128% más que hace 10 años, cuando se vendió por 52,5 millones. En la calle del Tajo, junto al mercado de Horta, se han pagado 24 millones por una vivienda de 80 metros, casi el doble que los 12,8 que costó en 1991.
'Los pisos suben tanto porque hay mucha más demanda que oferta', afirma el director general de Don Piso, Luis Pérez. Y pone un ejemplo: 'El año pasado atendimos a 27.600 de personas interesadas en comprar piso y sólo a 3.500 que querían vender'. Pérez recuerda que en Barcelona los precios se disparan porque falta suelo. 'La ciudad tiene fronteras porque el mar y la montaña le impiden crecer'.
En opinión de Rafael Romero, presidente de la Cámara de Contratistas de Obras, que reúne a más de un centenar de empresas constructoras, el disparo de los precios 'es explicable, pero injustificable'. Romero señala que los precios de los pisos han subido en Cataluña un 17,3% entre enero y marzo, pero los costes de construcción sólo un 2%. ¿A qué se debe la diferencia? 'A que hay mucha más demanda que oferta y al precio del suelo, que permite a sus propietarios pedir aumentos elevados de precios', añade Romero. A juicio del presidente de la patronal de la construcción, el remedio estriba en que las comunidades autónomas y los ayuntamientos intervengan 'para que el mercado del suelo funcione'. 'Hoy ese mercado está muy intervenido, pero mal intervenido', añade.
Miquel Modrego, director general de Arquitectura y Vivienda de la Generalitat, coincide en que el problema principal es la falta de suelo, que dispara el precio. La Generalitat ha lanzado un plan para impulsar la urbanización de 5.300 hectáreas en tres años, y ya se mantienen negociaciones sobre 2.000 hectáreas. 'Empezaremos a ver resultados el año que viene. No sé si bajarán los precios, pero al menos se contendrán', añade Modrego.
Francesc Arrabal, gerente del Instituto Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento Barcelona, dice que el municipio exige que en los planes urbanísticos el 25% del suelo se destine a vivienda protegida, pero reconoce que los promotores no están haciendo este tipo de pisos. Arrabal añade que el Parlament debe aprobar una nueva ley urbanística para mejorar la gestión del suelo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de junio de 2001