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Asturias se queda sin fútbol de Primera por primera vez en 25 años

El Principado no tendrá la próxima temporada ningún representante en Primera División, por primera vez desde la campaña 1976-77. Ha pasado un cuarto de siglo desde entonces.El Oviedo se ha visto sorprendido por el descenso a Segunda División en la misma medida que el automovilista que se estrella con su vehículo tras haber cancelado su póliza de seguro a todo riesgo. El club azul había suscrito años atrás un seguro de descenso, para garantizar el cobro del importe de los derechos de televisión, principal sustento económico de los clubes modestos en Primera. La prima por dicha póliza se disparó hace un año, luego de consumarse los descensos del Atlético de Madrid y el Betis, así que el Oviedo se quedará la próxima Liga sin unos mil millones por derechos de televisión y sin la cobertura del seguro para garantizar esa fuente de financiación.

Pendiente de evaluación el daño económico, el mayor descalabro que propicia en Oviedo el descenso trasciende al propio club, y está muy relacionado con el nuevo Carlos Tartiere, inaugurado esta temporada y que le ha costado al Ayuntamiento unos 9.000 millones de pesetas. El magnífico escenario debía darle al Oviedo nuevas hechuras a través de la ampliación de su masa social, encorsetada en el viejo Tartiere por falta de espacio. La ciudad se volcó y el Oviedo llegó a los 20.000 socios. Pero el estreno acabó en tragedia y el disfrute de la primera vuelta se tornó anoche en una mezcla de desencanto y perplejidad. En temporadas recientes, incluida aquella promoción de hace tres años ante Las Palmas, inspiraba el equipo mucha menos confianza, aunque entonces pudo aliarse con lo que echó en falta esta vez: la buena influencia del calendario.

La primera consecuencia del descenso, sin embargo, puede tener forma de catarsis en el vestuario azul. El Oviedo vive desde hace dos meses un armisticio de conveniencia entre la plantilla de jugadores y su entrenador, Radomir Antic. El técnico serbio, que el pasado año acabó la Liga en el banquillo del Atlético de Madrid, ha firmado el segundo descenso en dos años. En ambos fue su colega Luis Aragonés (hace un año en el Oviedo, ahora en el Mallorca) testigo del finiquito. Antic y los jugadores más significativos de la plantilla abrieron una tregua con el único fin de parar la caída libre del equipo en la segunda vuelta. La salvación estuvo en sus manos tras la victoria azul en el Camp Nou, ante el Barça; la dejaron escapar hace ocho días en el Tartiere, ante un Madrid campeón y contemporizador, y anoche se les escurrió en Son Moix, muy cerca del viejo Luis Sitjar, donde el Oviedo abría hace ahora 13 años su más larga y fructífera trayectoria en Primera. Se asegura que los trapos sucios del vestuario volverán a salir ahora con toda virulencia, cuando ya es tarde.

La paradoja fue que el filial, el Oviedo B, antes de iniciarse el partido de Son Moix conseguía en Majadahonda el ascenso a Segunda B. Aunque festejado en la vecina Gijón por buena parte de la hinchada del Sporting, el descenso del Oviedo es un mal síntoma para el fútbol asturiano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de junio de 2001