Los conductores de autocares de Baleares se reunirán mañana en asamblea para discutir qué medidas adoptan para continuar presionando a la patronal después de la huelga de este fin de semana, que ha afectado a más de 300.000 turistas. Entre las medidas que piensan proponer está la convocatoria de una nueva huelga que, según los propios conductores, podría ser 'más larga y más dura' que la que ha colapsado este fin de semana los aeropuertos de las islas.
Los que fueron representantes de los trabajadores hasta el sábado consiguieron un acuerdo con la patronal que fijaba un aumento salarial del 18% hasta el año 2003. De esta forma, el salario medio bruto de los trabajadores habría pasado de las 358.000 pesetas actuales a cerca de 420.000. Pero los huelguistas rechazaron el principio de acuerdo.
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Los conductores no se cansaban de repetir sus demandas, mientras en los tres aeropuertos se acumulaban miles de personas a la espera de volar hacia sus países o de comenzar sus vacaciones. A primera hora de la mañana, el aeropuerto de Palma registró más de 8.000 personas en su interior, que pernoctaron allí, y otras 7.000 en los de Mahón e Ibiza. Los turistas tuvieron que aguantar colas de hasta kilómetro y medio para conseguir transporte de madrugada.
Estas aglomeraciones obligaron a retrasar la llegada de decenas de vuelos, lo que a última hora de ayer hacía temer un nuevo colapso del aeropuerto de Palma. De hecho, la mayor parte de los 706 vuelos programados a lo largo del día salieron con más de 4 horas de retraso. En algunos casos la demora llegó a ser de 21 horas, lo que provocó quejas de los pasajeros.
En el aeropuerto de Ibiza también hubo problemas. A mediodía 2.400 personas aguardaban en la terminal y otras 4.500 debían llegar ayer a partir de medianoche. Los piquetes de huelga se retiraron por la tarde y el aeropuerto empezó a recuperar la normalidad, lo mismo que en el de Mahón, en Menorca, en donde comenzó el traslado de los turistas a sus hoteles y lugares de destino a partir de las ocho de la tarde, cuando los conductores de autobuses decidieron adelantar el final de la huelga, que estaba previsto para la medianoche, y recogieron sus vehículos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de julio de 2001