La agonía de Napster se prolonga. Napster cerró su servicio de intercambio gratuito de archivos musicales hace un par de semanas. Ahora, un juez norteamericano ha ordenado que no lo intente abrir sin tener perfectamente limpio su listado de temas musicales y sea capaz de bloquear cualquier intercambio que afecte a canciones protegidas por un derecho discográfico.
La empresa que gestiona el servidor Napster cerró cautelarmente el sitio hace un par de semanas. En la nota explicativa del cierre afirmaban que estaban instalando un nuevo programa que permitirá cobrar una suscripción por la descarga de archivos musicales. En la misma nota aseguraban que las discográficas les habían suministrado un listado de 800.000 temas que figuraban en su servidor y que estaban protegidos por derechos. Napster cerró para limpiar su base de datos e implantar un programa que controlara mejor qué archivos musicales se intercambiaban sus usuarios. Un portavoz de Napster ha asegurado que la compañía está decepcionada por la decisión judicial pero que continuará trabajando para reanudar el servicio 'lo antes posible'. Tras alcanzar el liderazgo entre los servidores que permitían el intercambio gratuito de temas musicales entre los internautas, Napster tuvo que enfrentarse judicialmente a las discográficas que ganaron la batalla. En los últimos meses, Napster ha llegado a acuerdos con algunas de ellas para incorporar su catálogo en un servicio de pago.
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El cierre ha aumentado la emigración de sus antiguos usuarios hacia otros servicios similares aunque más complejos técnicamente. Complejidad que se compensa por la mayor dificultad que presentan a que los archivos intercambiados sean detectados por las discográficas.
La crisis de Napster ha arrastrado a los fabricantes de lectores portátiles de MP3 -el sistema de compresión utilizado por el servidor-. Los dos más importantes ya han anunciado descensos en las ventas y despidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de julio de 2001