"Es posible que las computadoras sean invencibles algún día, pero no antes de diez años". Lo dijo el ex campeón del mundo Anatoli Kárpov recientemente en Seixal (Portugal), donde se impuso por 3-1 a la selección nacional en unas partidas simultáneas con reloj. El ruso desveló que trabaja como asesor de la Federación China en el entrenamiento de jóvenes talentos. Su próximo torneo será el Memorial Najdorf, en Buenos Aires, del 6 al 15 de septiembre.
Kárpov ve como claro favorito a su compatriota Vladímir Krámnik, campeón del mundo oficioso, en el duelo que disputará con el programa Deep Fritz del 12 de octubre al 1 de noviembre en Bahrein: "Krámnik tendrá muchos menos problemas que [Gari] Kaspárov contra Deep Blue. De hecho, aún no he logrado entender qué le pasó a Kaspárov en Nueva York", añadió, en referencia a la sonora derrota (3,5-2,5) que su encarnizado rival sufrió en 1997 tras cometer un error de principiante en la última partida.
"Las computadoras no se ponen nerviosas ni cometen errores estúpidos, como ocurre a veces con los grandes maestros. Sin embargo, para que las partidas entre hombres y máquinas fueran justas, los jugadores humanos deberían poder consultar una base de datos con todas las partidas de la historia del ajedrez, que es precisamente lo que hace el ordenador", agregó, para concluir: "Aunque ganar a los mejores programas resulta cada vez más difícil, está todavía lejos de ser imposible, y creo que esa situación se mantendrá al menos durante diez años".
El ex campeón elogió el sistema de captación de talentos que ha organizado la Federación China, a la que asesora desde hace tres años: "Su dominio del ajedrez femenino es el fruto de un trabajo muy bien hecho. Y preveo que su sistema les dará pronto muy buenos resultados con los talentos masculinos". En cuanto a la introducción del ajedrez en los colegios de muchos países, Kárpov puso como ejemplos dignos de ser copiados a los modelos de "EE UU, Rusia, Argentina, España y Alemania". Sobre su país, añadió: "Tras la gran crisis que siguió a la desaparición de la URSS y, en consecuencia, de la inmensa ayuda estatal, muchos dirigentes de ciudades, provincias y repúblicas han vuelto a promover el ajedrez, de modo que la fábrica de talentos vuelve a funcionar muy bien".
A pesar de su hiperactividad, especialmente como embajador de Unicef –"Dedico gran parte de mi tiempo a aminorar el sufrimiento de mucha gente"-, Kárpov se mantiene en buena forma a los 50 años, como demostró en el duelo contra la selección portuguesa: victorias sobre Antonio Fernandes y Rui Dámaso, y tablas con Luis Galego y Carlos Santos. A pesar de que sus cuatro rivales habían disputado la última ronda de un torneo abierto pocas horas antes, todos ellos hicieron sufrir a Kárpov; éste, que disponía de dos horas y 15 minutos (30 minutos más que sus adversarios), supo administrar bien el tiempo en los cuatro relojes y mantuvo la calma cuando Fernandes intentó alterarle con su conocida y muy peculiar especialidad: quedarse con sólo un minuto para muchos movimientos, y jugar muy bien a partir de ese momento.
Joao Cordovil, periodista y jugador muy experto, observó un curioso detalle en la conducta de Kárpov durante el duelo: jugó con chaqueta y jersey, sin quitarse esas prendas en ningún momento a pesar de que hacía mucho calor. La explicación llegó en una entrevista con el diario Record, cuando el periodista Alexandre Reis le preguntó por qué le llaman la boa: "Mi temperatura corporal desciende cuando juego, seguramente porque mi gran poder de concentración logra que mi cuerpo se abstraiga de todo lo demás para dedicar toda la energía a la partida". Pero el gélido Tolia también se pone nervioso en situaciones excepcionales: "Recuerdo una vez, en Puerto Rico. Estaba nadando en el mar y, justo en ese momento, me avisaron de que había tiburones en las cercanías".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de julio de 2001