Para investigar lo ocurrido la noche del sábado 21 en la sede del Foro Social de Génova "desde dentro", el jefe de la policía, Gianni de Gennaro, envió a tres inspectores, que en su informe, parcialmente filtrado ayer por el diario italiano Corriere della Sera, señala que la orden era entrar en el local para confiscar armas, pero nunca para golpear a los manifestantes de manera tan brutal. En el registro, la policía destruyó la documentación y los ordenadores, rompió el mobiliario y detuvo a casi cien jovenes, que recibieron malos tratos por parte de la policía, según las denuncias judiciales interpuestas.
De Gennaro, también ha ordenado, con objeto de reconstruir los hechos, que se realice un careo entre los manifestantes y los policías, en el que cada uno deberá decir dónde estaba y qué hizo la noche de los hechos. Estaba previsto que el informe llegara anoche al ministro del Interior, cuya dimisión exige la oposición y contra quien ha presentado una moción de censura que será debatida en el senado italiano el próximo viernes.
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Los jueces que llevan las investigaciones sobre los incidentes, presentaron ayer las nuevas denuncias recibidas contra la policía, en las que se afirma que no sólo pegaron a los contestatarios violentos, sino también a los manifestantes tirados en el suelo o con las manos levantadas en señal de que no oponían resitencia. Los jueces también han pedido el historial clínico de los 243 manifestantes que fueron atendidos en los hospitales. Las demandas judiciales se han visto respaldadas por unas imágenes emitidas por la televión italiana en las que se ve a la policía cargando contra manifestantes indefensas.
Las agrupaciones políticas italianas debaten mientras sobre la posible moción de confianza presentada contra Scajola. Para Walter Vitali, de los Demócratas de Izquierda (DS), la retirada de la confianza al ministro de Interior sería anulada si la mayoría acepta una comisión de investigación.
Refundación Comunista en cambio juzga "inaceptable" la posibilidad de aceptar una comisión de investigación a cambio de no pedir la renuncia del ministerio de Interior.
El presidente italiano, Carlo Arzeglio Ciampi, también rompió ayer su silencio y si bien dijo que no puede hacer declaraciones para evitar interferencias con la investigación judicial, expresó su pésame por la muerte por disparos de un policía del joven Carlo Giuliani.
Mientras la polémica política continúa, se produjeron ayer en Roma dos falsas alarmas de bomba en las proximidades de cuarteles de la policía. En la bolsa en la que supuestamente estaban las los explosivos, la policía encontró artículos de periódicos sobre la muerte del Carlo Giuliani y un extintor, arma que el joven empleó para atacar al jeep de la policía el día de su muerte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de julio de 2001