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Crónica:

El Barça remonta a tiempo

Los azulgrana jugaron un buen segundo tiempo y Rivaldo respondió con goles al Wisla

Medio billete en el bolsillo. El Barça puso ayer un pie en la Liga de Campeones tras vencer al Wisla con un marcador que le retrata en todos los sentidos. Fue capaz de marcar cuatro goles y, a la vez, dejar un recuerdo en Cracovia que evoca otros tiempos, y es que recibió tres tantos en 15 minutos. El equipo polaco se adelantó por tres veces en la primera parte, pero Rivaldo frustró su sueño. El brasileño abrió la temporada tal como la cerró: marcó tres goles al Wisla al igual que batió en junio tres veces al Valencia para clasificar al Barça para esta ronda previa europea. Los azulgrana cuajaron una triste primera parte y acorralaron al Wisla en la segunda. De la mano de Kluivert, el Barça despertó para solucionar medio pase europeo: el holandés empató y gestó el cuarto gol, transformado por Rivaldo.

WISLA CRACOVIA 3| BARCELONA 4

Wisla Cracovia: Sarnat; Szymkowiak (M.Zajac, m. 78), B. Zajac (Sunday, m. 78), Glowacki, Baszczynski; Pater, Moskal, Moskalewicz, Kosowski; Zurawski y Frankowski (Czerwiec, m. 78). Barcelona: Bonano; Gabri, Christanval, Andersson, Sergi; Rochemback (Reiziger, m. 80), Xavi, Luis Enrique (Trashorras, m. 86); Kluivert; Rivaldo y Overmars (Cocu, m.59). Goles: 1-0. M. 22. Pater cabecea en el segundo palo un centro de Moskalewicz. 1-1. M. 29. Rivaldo, de penalti. 2-1. M. 31. Kosowski centra y Pater vuelve a cabecear. 2-2. M. 33 Rivaldo cruza a la izquierda del portero un pase de Xavi. 3-2. M. 37. Bonano rechaza un disparo de Moskalewicz y Frankowski remacha. 3-3. M. 56. Kluivert, a pase de Rochemback. 3-4. M. 72. Cocu habilita a Kluivert y su jugada la remata Rivaldo. Árbitro: Petersen (Noruega). Amonestó a Sergi, Cocu y Moskal. Partido de ida de la ronda previa de la Liga de Campeones (la vuelta, el 22). Unos 10.000 espectadores (lleno) en el estadio Wisla. Los barcelonistas llevaron un brazalete negro por la muerte del padre de su compañero Saviola.

O era el calor o el césped estaba seco o, simplemente, el andamiaje de este equipo todavía es frágil. El Barça de este año falla por el mismo sitio que antes: ha fichado a seis jugadores, pero no ha resuelto la debilidad de las bandas. Pero algo le salva: el brasileño, su mejor valor, nunca falla. Arropado por una defensa de cuatro, el Barça se movió en el primer tiempo de izquierda a derecha y con una extrema lentitud. Xavi condujo al equipo desde muy atrás y nadie le acompañó en la construcción salvo Rochembak, que se comió el campo. Kluivert, de media punta, no entró en juego y de Rivaldo, solo delante, apenas se supo hasta que el partido se puso feo. Rexach, temeroso, apostó por un esquema conservador y el equipo lo pagó. El Barça estuvo espeso arriba y desnudo atrás. Charly sabía que el Wisla tiene su mejor baza por la banda izquierda, pero decidió cubrirla con Gabri, un volante, en lugar de Reiziger, un lateral. Muy pronto se abrió por ahí un boquete. Kosowski, el volante zurdo, hizo todas las diabluras que quiso. Por ahí el Wisla, envalentonado, construyó su sueño.

Un error en medio del campo del solvente Rochembak permitió a los polacos gestar su primer gol. El brasileño falló, Christanval también y Gabri no atrapó a Moskalewicz, que dibujó un centro perfecto para que Pater marcara el primero. El gol cayó como una jarra de agua fría en el Barça, que pareció librarse del susto seis minutos después con un penalti sobre Kluivert transformado por Rivaldo. Pero la pesadilla no había hecho más que empezar. El Wisla se agarró a la hoja de calco para meter el segundo: Gabri quedó retratado otra vez en su marca y Pater cabeceó en el segundo palo ante Sergi. Sin nadie capaz de regular el juego, el partido se convirtió en un correcalles y en un diálogo entre los aciertos del Wisla y los de Rivaldo. Fue una primera parte de locura: cinco goles en 15 minutos. Rivaldo, tras un pase medido de Xavi, justificó otra vez por qué era vital que estuviera en Cracovia y no en Brasil. El empate parecía definitivo hasta que el Wisla volvió a ensañarse en la zaga: Moskolewicz remató desde fuera del área, Bonano rechazó y Frankowsky remachó. Apremiado por el resultado, el Barça pareció más puesto y centrado tras el descanso. El balón corrió más deprisa y el equipo mejoró, sobre todo porque dio un paso al frente con Kluivert a la cabeza. Las ocasiones llegaron a menudo y al Wisla, roto por el esfuerzo, ya no se le vio. Kluivert y Rivaldo se echaron el equipo encima y sentenciaron en media hora, convirtiendo así la vuelta en el Camp Nou en un trámite.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de agosto de 2001