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Unas molestias dejan fuera al francés

Excepto Raúl, que acudió puntual a su cita con los equipos de socorrismo, no fue una buena noche para las estrellas del Real Madrid. Si Zidane se quedó fuera del equipo por unas molestias musculares, peor le fue a Figo. El portugués no olvidará fácilmente el partido de ayer ni tampoco el fantasma del portero mexicano Óscar Pérez, quien logró la asombrosa hazaña de pararle dos penaltis a uno de los mejores futbolistas del planeta.

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La ausencia de Zidane en el equipo inicial causó cierta perplejidad, pues se daba por descontado que Del Bosque usaría el partido de ayer para persistir en la lenta tarea de acoplar a sus tres grandes figuras. Concluido el choque, Del Bosque y los servicios médicos del equipo se apresuraron a explicar que Zidane arrastraba una molestia en el glúteo izquierdo y prefirieron no exponerlo al riesgo de una lesión de más envergadura. El Madrid se entrenará esta mañana en A Coruña, y el técnico comprobará si el francés está en condiciones de jugar en la final. A la mínima duda, quedará fuera del equipo. "No es momento de forzar a ningún jugador", explicó Del Bosque.

Lo de Zidane es anecdótico, pero Figo padeció anoche uno de esos partidos que un futbolista nunca puede olvidar. Antes del descanso, se internó en el área y cayó ante la entrada de un jugador mexicano. El árbitro señaló el penalti y Figo no dudó en coger la pelota. Pero lanzó flojo y por el centro, lo que sirvió a Óscar Pérez, magnífico a la lo largo de todo el partido, para despejar el balón. Figo, al que le volvió la pelota, tampoco acertó a transformar el rechace.

A pesar de ese fallo, volvió a intentarlo en la tanda final de desempate. En apariencia su decisión era un síntoma de seguridad, pero pronto quedó desmentido. Quiso hacer un amago y lo que transmitió era que estaba lleno de dudas. Y esta vez remató incluso más flojo y menos esquinado que en el primer penalti. Muy fácil para Pérez, quien ya tiene algo que contar a sus nietos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001