La suspensión entró en efecto a medianoche de ayer como una medida que, en palabras del ministro para Irlanda del Norte, "maximiza" las posibilidades de avanzar en el proceso de paz y "minimiza" el riesgo de destruirlo. El freno a la autonomía es temporal y, salvo imprevistos, Londres restituirá las instituciones mañana mismo. En ese caso se abrirá un nuevo periodo de seis semanas para continuar con las frustradas negociaciones destinadas a poner en práctica en su totalidad el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998.
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La nueva crisis institucional surge de la negativa de David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster (UUP), a retomar su cargo de primer ministro mientras no dé comienzo el desarme práctico del IRA. El grupo paramilitar republicano confirmó esta semana que tiene listo un "método" para inutilizar sus armas de forma completa y verificable, avalado por la Comisión Internacional del Desarme, pero la oferta resultó insuficiente para resolver a tiempo la crisis. Trimble exige no sólo palabras, sino también garantías materiales de que el proceso de desarme está en marcha.
Con el líder unionista de vacaciones en Austria, fue el ex diputado John Taylor quien ofreció la valoración del UUP sobre el detonante de la crisis. "El progreso no ha sido posible dado que el Sinn Fein y el IRA no han comenzado la entrega de las armas. Mientras no comience, no nombraremos al ministro principal", dijo Taylor.
Enfado de Gerry Adams
La enfurecida reacción de los dirigentes del Sinn Fein tampoco se hizo esperar. La formación republicana favorecía la convocatoria de nuevas elecciones a la Asamblea de Belfast como vía de superar la crisis precipitada por la dimisión de Trimble el pasado 1 de julio. "La suspensión es el resultado de un pacto entre el Gobierno británico y el UUP. Es una violación del Acuerdo de Viernes Santo", protestó Gerry Adams.
El dirigente republicano criticó la decisión de Reid como "un aliento" al sector unionista opuesto al proceso de paz. "La renegociación del acuerdo político es el objetivo de David Trimble. El Gobierno británico premia a Trimble por su intransigencia y oposición al cambio genuino", dijo. Y, tras recordar que es la segunda vez en 18 meses que Londres congela la autonomía norirlandesa, Adams advirtió de sus consecuencias: "El Gobierno británico ha claudicado ante el veto unionista. Debería tener en cuenta el impacto que esto supone en la confianza de nacionalistas y republicanos en la estabilidad de las instituciones.
La suspensión de la autonomía de Irlanda del Norte tiene distintas características a la anterior, que tuvo lugar en febrero de 2000, aunque el detonante fue similar: la amenaza de dimisión de Trimble debido al fracaso del desarme del IRA. El freno fue entonces indefinido -finalmente duró tres meses- y el Ministerio de Irlanda del Norte retomó la gestión de materias ya transferidas.
Reid confía en restituir mañana la autonomía tras conversar con el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Brian Cowen. Éste señaló en Dublín que ha pedido "de modo contundente" al ministro británico garantías de que el periodo de suspensión de la autonomía sea "tan corto como sea posible". Si mañana se devuelve la autonomía se abrirá un periodo de seis semanas para que las partes intenten superar sus diferencias.
Sobre la mesa seguirá el plan angloirlandés publicado el pasado 1 de agosto, que contiene una serie de propuestas para desbloquear las cuestiones pendientes del Acuerdo de Viernes Santo. "Los partidos necesitan más tiempo porque existe la posibilidad de avanzar juntos. Entrar directamente en una campaña electoral, con la inevitable polarización del ambiente político, iría en contra de los intereses del proceso de paz", defendió el ministro británico.
Aunque los partidos políticos han rechazado el plan en la práctica, sí ha propiciado algunos progresos. Entre las áreas que cabe destacar, Reid mencionó la propuesta de desarme del IRA -"un paso importante bien recibido por todos", dijo- y la reforma de la policía de Irlanda del Norte, que nacionalistas y republicanos se niegan de momento a respaldar. "Queremos dar una nueva oportunidad porque los partidos necesitan espacio y nadie desea regresar a un escenario de violencia", dijo.
[La Casa Blanca mostró ayer su apoyo a la decisión británica de suspender la autonomía, ya que, según indicó el portavoz Scott McClellan, ofrece "un avance útil" para alcanzar un acuerdo. Washington pidió a todas las partes que conserven el "espíritu que ha permitido realizar importantes progresos en los tre últimos años".]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001