De los heridos israelíes, sólo uno se encuentra en estado grave, lo que fue calificado de "milagro" por las autoridades. Pero al mismo tiempo abundaban ayer los comentarios de que los organismos de seguridad cuentan con informaciones acerca de otros atentados inminentes.
Al responsabilizarse del atentado de Kiriat Motzkin, Yihad Islámica señaló en un comunicado que el suicida, quien hizo estallar a las cinco y media de la tarde una potenta carga explosiva en el local, era Mohamed Mahmud Báker Náser, un habitante de 28 años de la aldea de Kabatia, en Cisjordania.
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"De repente oí una explosión tremenda, y casi todas las ventanas de mi tienda volaron por los aires, y enseguida corrí hasta la cafetería y vi que Wall Street estaba completamente destruida, como si hubiera desaparecido", contó Yehuda, propietario de un supermercado situado a 30 metros del lugar. Yehuda relató que cuando entró en la cafetería se topó con una cabeza separada del cuerpo, tirada encima de una mesa: la del autor del atentado.
Al mismo tiempo se producían escenas conocidas: el fuego, el humo denso, los gritos, la sangre, el olor a carne quemada, las mesas y sillas desparramadas por el suelo, las sirenas de las ambulancias y de la policía, la evacuación de los heridos...
Tanto israelíes como palestinos decían ayer, incluso antes del atentado, que "esto es sólo el comienzo". Los ísraelíes aludían a más operaciones como la ocupación de la Casa de Oriente, la sede palestina en Jerusalén Este y símbolo de su presencia en la ciudad. Ayer ocuparon otro edificio palestino en la urbe. Además, la cúpula militar se reunió con el ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, para preparar una represalia al nuevo atentado suicida. Los palestinos, que se referían a intensificar la lucha contra Israel, han convocado para hoy una huelga general en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.
En la madrugada se produjeron numerosos enfrentamientos entre soldados israelíes y militantes palestinos -tres de los cuales, dos jóvenes y un niño, resultaron heridos- en Rafah, en el sur de Gaza. En Hebrón se enfrentaron colonos judíos y soldados contra palestinos con un resultado más sangriento: una niña palestina de siete años murió al ser alcanzada por una bala y diez palestinos resultaron heridos.
La policía israelí ocupó la Casa de Oriente en la madrugada del pasado viernes, unas 12 horas después del atentado suicida en un restaurante del centro de Jerusalén que causó 15 muertos. Respecto a la ocupación de esa y otras nueve sedes palestinas de esta ciudad, el presidente del Parlamento palestino, el moderado Ahmed Qurea, afirmó ayer furioso: "Israel ha iniciado la batalla sobre Jerusalén, y estamos preparados para esa batalla".
El diario progresista israelí Haaretz informaba ayer de que EE UU, a través de su enviado especial a Oriente Próximo, David Sutterfield, preguntará a los israelíes "hasta cuándo permanecerán en el edificio" de la Casa de Oriente. El secretario de la Casa Blanca, Andrew Card, aseguró que "será muy difícil retomar el diálogo" mientras siga ocupado el símbolico edificio. El secretario general de la ONU, Koffi Anan, también pidió a Israel que abandone la Casa de Oriente.
No parece que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, vaya a ceder. "La OLP [Organización para la Liberación de Palestina] se comprometió en sus acuerdos políticos a limitar las actividades de la Autoridad Nacional Palestina a los territorios bajo su control. Cualquier actividad de carácter político o gubernamental de un elemento extranjero en Israel, sin el acuerdo de sus autoridades, constituye un atentado a su soberanía", señaló en un comunicado. En declaraciones al diario Yediot Ajronot, Sharon aseguró: "Jamás saldremos de la Casa de Oriente".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de agosto de 2001