Agentes de la Ertzaintza detuvieron ayer tarde en Bilbao a cuatro jóvenes y se incautaron de diverso material en una operación contra el terrorismo callejero. Dos de los arrestados, una mujer y un hombre, están acusados de ser los supuestos responsables de la quema de varios cajeros automáticos y entidades bancarias. Los otros dos -dos varones- están acusados por la policía autonómica de un delito de resistencia a la autoridad, según informó el Departamento de Interior vasco. La operación se produce en pleno debate político sobre la efectividad de la Ertzaintza en la lucha callejera.
La actuación de la policía vasca comenzó hacia las once de la mañana con la detención en su domicilio del barrio bilbaíno de Altamira de Arantxa Martín, acusada de participar en actos de violencia callejera durante los últimos meses en Bilbao. La Ertzaintza arrestaba después en el también barrio bilbaíno de Rekalde y bajo la misma acusación a Gorka Ribadella cuando caminaba por la calle en compañía de otros dos varones. Ambos -Javier García y Unai Kinta-na- trataron de impedir la detención, por lo que fueron igualmente arrestados y acusados de sendos delitos de resistencia y desobediencia a la autoridad. Kintana ya fue detenido el 17 de mayo de 1994 en Bilbao por resistencia a la autoridad y puesto en libertad horas más tarde por el juez.
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Agentes autonómicos registraron durante varias horas el gaztetxe (local juvenil abertzale) Kukutza, en Rekalde y se incautaron de varios ordenadores y otro material que sacaron en cajas. Junto a este lugar habían sido detenidos Ribadella y sus acompañantes. También fueron registrados la herriko taberna (sede social de Batasuna) del barrio de Altamira, el domicilio de la detenida y el local de una comparsa de las fiestas de Bilbao a la que ésta, al parecer, pertenece.
Otro ataque en Durango
Cerca de medio centenar de simpatizantes de la izquierda abertzale se concentraron frente al gaztetxe mientras era registrado y profirieron gritos contra la Ertzaintza y las detenciones. Se registraron momentos de tensión entre los manifestantes y los agentes de la Brigada Móvil, que tuvieron que establecer un cordón de seguridad para proteger a sus compañeros.
Horas antes, hacia las cuatro de la madrugada, un artefacto explosivo de fabricación casera estalló en una sucursal del Banco Herrero en la localidad vizcaína de Durango. La deflagración causó importantes daños materiales.
El ertzaina C. G. D., de 48 años, continúa en estado muy grave y sigue necesitando ventilación mecánica, mientras que su compañero, M.R.L., de 32, evoluciona favorablemente, según el último parte difundido por el hospital de Cruces. Ambos fueron abrasados con cócteles mólotov por un grupo de encapuchados el pasado día 5 en Portugalete.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de agosto de 2001