Soldados israelíes mataron ayer a un destacado miembro de las milicias armadas del movimiento palestino Al Fatah en la ciudad cisjordana de Hebrón, lo que eleva a 61 el número de asesinatos selectivos, según fuentes palestinas, y a una treintena, según los israelíes.
Una unidad de élite del Ejército israelí, cuyos miembros suelen ir disfrazados de árabes, esperó a Eimad Abu Sneina, de 25 años, a la puerta de su casa en una camioneta y le dispararon 15 balas casi a bocajarro. Murió en el acto. Fuentes militares israelíes le responsabilizaron de decenas de ataques armados, tanto contra sus soldados como contra los 450 colonos de extrema derecha que viven en el asentamiento judío de Hebrón.
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Mientras, el Ejército israelí seguía concentrando ayer tropas y carros de combate a la entrada de Beit Yala (a 7 kilómetros de Jerusalén), donde empezaron a desplegarse desde la tarde del día anterior. La acción, que se inició a raíz de los ataques contra el asentamiento judío de Guiló desde dicha localidad, parecía abocada a una nueva incursión militar como la llevada a cabo el lunes en Yenín, violando los Acuerdos de Oslo.
Sin embargo, en la madrugada de ayer, y mientras los vecinos de Beit Yala esperaban atemorizados en los sótanos el inicio del bombardeo, el Ejército pareció dar marcha atrás. Varios políticos y diplomáticos israelíes y de otros países se atribuían haber evitado la invasión. Sin embargo, fuentes del Ejército israelí, que citó la radio estatal sin revelar sus nombres, dijeron que 'la operación no se anuló, sino que se ha aplazado'.
Diversos medios especulaban ayer con que el Ejército israelí ha recibido autorización para tomar la iniciativa y operar contra la infraestructura palestina en las zonas autónomas de Gaza y Cisjordania, sin que medien ataques previos palestinos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de agosto de 2001